Pinturas del tamborilero, pieza clave para formar el puzzle

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

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Una de las pinturas del tamborilero. Si bien su estado es bastante deficiente, han ayudado a completar el hueco que existía anteriormente. Ed. Blanca Ochoa Fraile et al.

Los murales encontrados en la cueva de Danbolinzulo (Zestoa, Gipuzkoa) han proporcionado valiosa información para comprender el contexto paleolítico. Se han identificado cinco cabras silvestres, dos caballos y una figura humana. De su análisis se deduce que son anteriores a la Magdalena (hace 20.000-30.000 años), de estilo cantábrico-ibérico, por lo que en el País Vasco no hay tantos huecos en este tipo de arte como antes se creían. Además, la investigación ayuda a conocer dónde confluyen las tradiciones artísticas cantábrico-ibérica y franco-continental.

La investigación, liderada por Blanca Ochoa Fraile, del Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV-EHU, ha explicado que durante muchos años no han podido explicar por qué en Euskal Herria no había murales previos a la Magdalena, tan abundantes en Cantabria y Asturias. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo en los últimos diez años han demostrado que existen, gracias a los rigurosos estudios y avances metodológicos de las cuevas ya descubiertas, 17 emplazamientos con obras de arte paleolíticas.

Uno de ellos es Danbolinzulo. El equipo arqueológico Antxieta lo descubrió en 1980, pero no se dieron cuenta de que había pinturas. En 2014, sin embargo, volvieron a la cueva y fueron vistos. Mª José Iriarte Chiapusso y Alvaro Arrizabalaga Valbuena de la UPV-EHU estudiaron por primera vez y Ochoa y su equipo de investigación comenzaron a trabajar en 2015.

Riqueza inesperada

Confiesa que hicieron un descubrimiento inesperado: “Esperamos que haya entre 7 y 8 imágenes y nos encontramos con unas 30 unidades gráficas”. Dice que la mayoría se encuentran en mal estado, especialmente los del Panel 3, debido a la influencia del clima exterior y la geología. Pero hay imágenes que se distinguen bien, y no cabe duda de que son de estilo cantábrico-ibérico. “Es una cueva situada al este de las pinturas de este estilo”.

Se estima que tienen entre 20.000 y 30.000 años, pero según Ochoa, de momento no han podido concretar más. “Las pinturas de la Magdalena, típicas del norte de los Pirineos, son fáciles de fechar. Por un lado, porque son negros, por lo que es posible la fecha del pigmento, ya que es de materia orgánica. Y por otro, porque hay más arte móvil. Por el contrario, para datar las pinturas rojas utilizamos la técnica de las series de uranio, que es menos precisa. Además, no hay tanto arte móvil”.

En cualquier caso, la investigación ha ayudado a comprender mejor las costumbres y la relación de los seres humanos de entonces en los territorios situados al norte de los Pirineos y entre la zona cantábrica y la península Ibérica (hoy País Vasco).

 
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