La erupción, iniciada el 19 de septiembre de 2021 en La Palma, ha puesto en marcha no sólo un gran número de habitantes, sino también geólogos del Instituto Volcanológico de Canarias y del Instituto Español de Geología y Minería. En el centro del espectáculo geológico, acompañados de drones, sismógrafos y satélites, se están realizando tomas de muestras de lava y cenizas para poder realizar estudios pretroquímicos precisos. Gracias a ello se están aclarando las características de la erupción y su evolución.
Erupción estronbiana
Los geólogos clasifican distintos tipos de volcanes y erupciones, lo que condiciona la formación de ríos de lava y conos volcánicos, por ejemplo. Uno de los más habituales es la erupción hawaiana, que hace referencia a volcanes que sacan el magma con una fuerza y velocidad muy baja; el estronboliano, con una erupción continua, con lava en continuo y ocasionalmente con pequeñas explosiones; uno de los más conocidos es el vesubiano, el más peligroso y explosivo, gracias al gran número de gases que contiene. Los geólogos afirman que la erupción de La Palma es estronboliana, lo que ha permitido que sus habitantes salgan a tiempo y sin peligro.
Depósito de magma
De hecho, bajo la superficie dura de la corteza terrestre (litosfera), el manto de la tierra es un depósito de magma que puede salir de diversas formas y lugares. En 2017 los geólogos supieron que el magma estaba saliendo hacia arriba. En un principio, el depósito de magma se situó a 33 km de la superficie terrestre, luego se descubrió que estaba a 10 km y en poco tiempo comenzó a subir rápidamente. Finalmente, la cama magmática se situó a 2 km de profundidad y el 11 de septiembre comenzaron a notarse los primeros movimientos sísmicos, como señal de ruptura de la superficie terrestre y de salida del magma. Es difícil saber dónde se rompe, pero afortunadamente no ha ocurrido en las zonas de mayor población.
Cumbre de Viejo está siendo erupción por grietas. De momento se han creado ocho salidas, pero los geólogos creen que se irán creando nuevas. Sin embargo, todavía no se han aclarado todas las características de la erupción y no está claro cuál será la evolución de las próximas semanas. Se está siguiendo la evolución del camino que está recorriendo Laba. Se está estudiando la evolución de la velocidad, la potencia y la anchura de la colada, con el fin de detectar la necesidad de evacuar nuevas zonas.
Piroclastos
Por otro lado, los geólogos están trabajando para clarificar el índice de intensidad volcánica. Para ello deben conocer la estructura y el volumen de la materia (piroclasto) que sale en erupción. Los geólogos distinguen tres tipos de piroclastos, según su tamaño: cenizas, que recogen partículas de diámetro inferior a 2 mm, lapillis, partículas entre 2 y 64 mm, y bombas volcánicas mayores de 64 mm.
En estos momentos, los investigadores están recogiendo muestras de todo tipo de piroclastos. Se está estudiando, entre otros aspectos, el carácter químico y la altura de la nube de cenizas resultante. Y es que la erupción se ha producido en una zona habitada, por lo que la prioridad ha sido no causar daños personales, pero en realidad las cenizas son el mayor riesgo que pueden generar las erupciones si se mira a escala global. Se trata de finos fragmentos de roca de diámetro inferior a dos milímetros que pueden alcanzar grandes distancias aprovechando la circulación atmosférica. Normalmente tienen sílice y pueden producir inflamación del aparato respiratorio. La presencia de dióxido de azufre (SO2) puede provocar irritación de la piel.
Llegada al mar
Otra de las preocupaciones es el mar, ya que al llegar a la lava se pueden difundir otros gases. Al tener la lava una temperatura superior a los 1000 ºC, al golpear el mar se evapora el cloro, el flúor y el azufre que contienen. El vapor puede expandir estos gases tóxicos provocando afecciones respiratorias en los habitantes de la zona. También puede provocar lluvia ácida poniendo en peligro la vegetación.
La geografía está cambiando
La lava ocupa ya una superficie de 154 ha y la superficie de la isla ha aumentado varios centímetros. Probablemente seguirá creciendo y evolucionando. El resto de erupciones anteriores han durado unos dos meses en La Palma, pero todavía se están calculando los magmas dispuestos a salir de los agujeros para poder hacer previsiones más precisas.
No parece que la erupción vaya a tener una fase explosiva, pero puede que la fase de salida de la lava se alargue más de lo deseado.
Instrumentos de medida
Las principales herramientas que están utilizando los investigadores para seguir la erupción son:
Drones: se están utilizando para seguir la evolución del camino que está haciendo la lava. Se está estudiando la evolución de la velocidad, la potencia y la anchura de la colada, con el fin de detectar la necesidad de vaciar nuevas zonas.
Satélites: exploran el aumento de la tierra mediante la iridiometría. De momento, se aclara que ha crecido casi 30 cm.
Sismógrafos: informaron de los movimientos iniciales y gracias a ellos se supo que la erupción iba a ocurrir a corto plazo. Ahora está ayudando a los investigadores a calcular la cantidad de magmas que están a punto de salir.
NOTA: Los lingüistas de Elhuyar han publicado varias explicaciones sobre la terminología en euskera de los volcanes. Aquí puedes verlo.