50 científicos del IPBES (Plataforma Intergubernamental para la Biodiversidad y los Servicios de los Ecosistemas) y del IPCC (Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático) han emitido un informe con un mensaje claro: para dar solución a la pérdida de biodiversidad y a la emergencia climática es imprescindible abordarlos conjuntamente.
Uno de ellos es Unai Pascual García de Azilu, quien afirma que en la raíz de ambos fenómenos se encuentra la actividad humana, ambas tienen consecuencias sociales y ambas deben buscarse una solución conjunta. Informan también de las principales tareas a realizar para ello. En primer lugar, frenar la degradación de ecosistemas ricos en carbono y especies, tanto acuáticos como secos. Se estima que, al frenar la deforestación y la degradación de los bosques, las emisiones de gases de efecto invernadero disminuirían entre 0,4 y 5,8 gigatonas equivalentes de dióxido de carbono al año.
También han propuesto la restauración de estos ecosistemas, destacando los beneficios que ello supondría: la regulación de las inundaciones, la protección costera, la mejora de la calidad del agua, la reducción de la erosión del suelo, la garantía de la polinización… Además, consideran que también contribuiría a la creación de empleo e ingresos, sobre todo si se tienen en cuenta las necesidades y derechos de los pueblos indígenas y locales.
También se han centrado en la agricultura y la silvicultura. Entre otras cosas, el aumento del número de especies diferentes tanto para la alimentación como para la silvicultura, la protección del suelo y la reducción del uso de fertilizantes supondría una reducción de las emisiones de gases invernadero de entre 3 y 6 gigatonas.
Por otro lado, se considera necesario ampliar las zonas protegidas. Actualmente sólo el 15% de la tierra y el 7,5% de los mares están protegidos. Para mejorar el clima y los ecosistemas debería estar protegido entre 30-50%. Además, los espacios protegidos deberían estar conectados entre sí.
Piden que se eliminen las subvenciones que apoyen actividades que perjudiquen el medio ambiente y el clima, y que se promuevan actuaciones beneficiosas. Y también se advierte de que las posibles soluciones tecnológicas que puedan ser eficaces para paliar la emergencia climática pueden suponer un riesgo para la biodiversidad. Por el contrario, se reitera la necesidad de considerar las iniciativas locales favorables.
El informe detalla muchos otros aspectos relacionados con el clima y la biodiversidad y establece las bases para el cambio teniendo en cuenta a la sociedad.