A la vista de que hasta la fecha no se han alcanzado medidas eficaces para frenar la pérdida global de biodiversidad, desde 2020 se plantea sobre la mesa una propuesta de protección de las áreas naturales de alto valor ecológico. En concreto, proteger el 30% o el 50% de la Tierra. Sin embargo, el debate es complicado, ya que se ha planteado con una mirada global y, según diversos investigadores, sin tener en cuenta los condicionantes locales. Investigadores de la Universidad de Edimburgo han analizado las medidas más radicales y han calculado que en el sur de Asia y en el África subsahariana se producirían más de 200.000 muertes.
De hecho, gran parte de las tierras de alto valor ecológico se encuentran dentro del cinturón subtropical, lo que implicaría una reducción de los suelos asociados a su promoción y dispersión. Al mismo tiempo, se reduciría su capacidad de generación de alimentos. Según los investigadores, por tanto, si no se adoptan otras medidas, el reparto en los países más vulnerables del mundo condicionaría la seguridad y la salud humana, aumentando las tasas de desnutrición.
La consideración global de la pérdida de biodiversidad sólo beneficia a los países ricos, según los investigadores. Esto se debe a la disminución del consumo de carne y a la disminución de la obesidad, cáncer, diabetes, enfermedades vasculares y coronarias. Los países del cinturón subtropical, sin embargo, se desplazarían hacia latitudes más elevadas hacia zonas rurales, perdiendo la capacidad de producir y consumir hortalizas y frutas. África subsahariana, Pakistán e India, que sufrirían las mayores situaciones de desnutrición. Se calcula que si se protegiera el 30% de la Tierra, la reducción del consumo de carne evitaría 93.000 muertes, pero la reducción del consumo de frutas y hortalizas provocaría 377.000 muertes. Sin embargo, con el 50% de la Tierra, evitaría 297.000 muertes pero provocaría 691.000 nuevas muertes.
Los investigadores de Edimburgo han advertido de la necesidad de investigar más y han pedido que en lugar de tomar medidas de protección a escala global, se tengan en cuenta las variables locales y los condicionantes sociales. El estudio ha sido publicado en la revista Nature.