La EPA, el Departamento de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos, anuncia un nuevo plan de emisiones de gases de efecto invernadero. En virtud de ello, cada Estado podrá establecer límites y objetivos de vertido.
El plan de Trump rechaza el de Obama. Para el año 2030, su objetivo era reducir las emisiones por debajo del 32% respecto a los niveles de 2005, y para conseguirlo, definía las medidas a cumplir por cada Estado. Entre otras cosas, obligaba a las instalaciones industriales a aumentar la eficiencia energética y a sustituir el carbón por fuentes de energía renovables. Además, se planteaba el desarrollo de tecnologías de extracción y almacenamiento de dióxido de carbono de la atmósfera.
El plan de obama aún no estaba en marcha, ya que para llevarlo a cabo había que adaptar la legislación. Pero ahora todo se ha anulado. Sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero han disminuido de forma natural en la última década, debido principalmente a la sustitución del carbón por otras fuentes de energía más baratas y eficientes como el gas natural y las renovables. Según el Departamento de Información Energética de EE.UU., en el periodo 2005-2017 las emisiones de la industria eléctrica han disminuido un 28%.
En este sentido, varios expertos que se oponen a la intención de Trump han denunciado que el nuevo Plan permite a las industrias seguir intacta. La Asociación de Científicos Responsables ha advertido que el año pasado las emisiones de la industria eléctrica han aumentado por primera vez en los últimos cuatro años. Por lo tanto, Trump se ha mostrado contrario al plan anunciado por el gobierno y a otros muchos científicos que trabajan en el campo medioambiental.