Una proteína ocular que varía en función del campo magnético ejerce la función de brújula
Un estudio realizado en la Universidad Oldenburg de Alemania revela que los petirones se orientan gracias a una proteína que tiene en sus ojos. Según han explicado, esta proteína, el criptocromo, varía según el campo magnético de la Tierra y los pájaros aprovechan para saber por dónde ir. Se ha dado a conocer en la revista Nature.
Los científicos han propuesto varias explicaciones posibles para explicar la orientación en función del campo magnético y en la Universidad de Oldenburg han probado dos de ellas con petirrojo en sendos experimentos. En uno de ellos se cortó el nervio que une el pico con el cerebro, para ver si los cristales de hierro que llevan varios rincones en el pico cumplen la función de las brújulas. En el otro experimento, los pájaros dañaron la parte del cerebro que procesa los cambios del criptocromo, el cluster N.
Pues han visto que sólo los pájaros del segundo experimento perdieron la capacidad de orientación. Es más, los petirrojos afectados por el clúster N también perdieron la capacidad de reconocer el campo magnético. Esto ha puesto de manifiesto que esta zona del cerebro que procesa las reacciones del criptocromo de los ojos es imprescindible para orientar adecuadamente a los pájaros.