Las bacterias sufren frecuentes guerras químicas entre ellas: lanzan antibióticos y matan bacterias de la otra especie. Pero nadie sabía que también mataban y comían de la misma especie. Según los expertos, las bacterias se convierten en caníbales para evitar la formación de esporas.
De hecho, la producción de esporas es un proceso costoso para las bacterias, que requieren mucha energía y unas ocho horas, y que sólo esporulan cuando hay una gran escasez de alimentos. Al no tener que comer ni crecer en esporas, pueden dormir todo el tiempo que quieran, latentes, y empezar a reproducirse cuando mejoren las condiciones del entorno.
Pero debido al coste que supone la esporulación, los investigadores de la Universidad de Harvard han descubierto que el microorganismo Bacillus subtilis emite antibióticos a su alrededor en casos de escasez de alimentos y de presencia de bacterias. Sus hermanos son sacrificados y aprovechados para comer. De esta forma pueden retrasar la fase de esporulación. Además, han detectado la creación de bombas proteicas especiales para el lanzamiento del antibiótico en la pared celular.