Los campesinos australianos saben perfectamente la influencia de la mosca “ducilia cuprina”. Esta mosca genera anualmente 200 millones de dólares australianos.
Para combatir esta epidemia, los investigadores han estudiado la genealogía de esta mosca y han provocado cambios en la misma. Dado que las mutaciones genéticas llevadas a cabo en los machos y hembras son transmisibles, se espera que durante algunos años la población de esta mosca esté controlada. Entre 1990 y 1991 se liberarán 700 millones de moscas en algunas islas del norte de Tasmania.
El éxito de este ensayo dependerá de la duración de la mutación. Por último, cabe señalar que, al haber desarrollado defensas contra los insecticidas, sólo quedaba un camino genético que dificultaba el desarrollo de esta mosca.