La mirada es percibida como una amenaza por los autistas y por el amigo o familiar más cercano. Hasta ahora se ha creído que era una cuestión de vergüenza, pero ahora los autistas han dado una explicación a no mantener la mirada, o al menos una de las razones.
La investigación se ha llevado a cabo en la Universidad de Wisconsin, utilizando la representación por resonancia magnética del cerebro. Al parecer, las amígdalas de los autistas tienen una actividad anormal al ver las caras, y la amígdala es la parte del cerebro que se asocia a sensaciones negativas.