En la atmósfera de Venus han desvelado el carácter de una misteriosa estructura de nubes observada el año pasado por la misión Akatsu. De hecho, esta estructura de nubes se mostraba estable respecto a la superficie, lo que sorprendía por la superrotación de la atmósfera de Venus. De hecho, el planeta tarda 243 días en dar una vuelta a sí mismo, mientras que la atmósfera sólo necesita 4 días. Es lo que se llama superrotación. Pues bien, según la reciente investigación publicada, la clave está en la topografía del planeta: Esta estructura de nubes estable surge como consecuencia de la interacción entre los montes y la atmósfera, presentes en la superficie rocosa de Venus.
Itziar Garate López investiga la atmósfera de Venus en el laboratorio de Meteorología Dinámica de París, cuyo responsable es uno de los autores del artículo, Lebonnois. Conoce bien la investigación. En su opinión, es importante porque demuestra que la topografía influye en la atmósfera y hasta ahora no lo esperan.
Es más, a Garate le parece que también hay que tener en cuenta para su investigación: “La temperatura de la superficie y las condiciones de viento son diferentes en el ecuador (que estudia este trabajo) en otras latitudes. Sin embargo, creo que tendría que empezar a estudiar la influencia de la topografía en la dinámica de los turbulentos atmosféricos que yo estudio. Hasta ahora pensaba que no había influencia, porque los remolinos polares están muy altos en la atmósfera, a 40-60 km. Este trabajo me ha demostrado que me puede equivocar”.
Además, Garate ha explicado que el trabajo servirá para conocer el momento de inercia del planeta, lo que permitiría conocer mejor la estructura interna del planeta. Garate ha añadido que amplía la necesidad de medir y estudiar con precisión la longitud del día.