Es sabido que el aumento de la temperatura de la tierra provoca la fusión del permafrost, lo que a su vez provoca la emisión de gases invernadero a la atmósfera. Ahora, investigadores rusos analizan la influencia de las extracciones de petróleo y gas del Ártico en la fusión del permafrost del entorno. A través de los simulacros se ha observado la actividad desarrollada en los últimos 30 años y los resultados son especialmente válidos, ya que cada vez son más las compañías de energía que están apostando por el Ártico.
La investigación ha sido publicada en la revista Geoscience. Se explica que los yacimientos de petróleo y gas del área ártica se encuentran bajo una capa de permafrost de 100-500 metros. A medida que los hidrocarburos calientes ascienden por el pozo perforado en suelo helado, se calientan (pueden alcanzar hasta 100º C). Esto provoca la desaparición del permafrost de la zona, que incorpora estructuras, incluso pozo y tuberías. Paralelamente, el permafrost descongelado libera metano, especialmente en zonas repletas de metano como el norte de Siberia occidental y la península de Yamal. Según los investigadores, allí trabajan las principales compañías rusas de petróleo y gas.
Se ha demostrado que, en 30 años, un pozo de gas puede derretir el permafrost próximo en un radio de 10 metros y liberar a la atmósfera hasta 500.000 metros cúbicos de metano. Además, advierten que las infraestructuras también se vuelven inestables, lo que aumenta el riesgo de incendios y explosiones. Sugieren que estos problemas pueden atenuarse con un diseño adecuado de las infraestructuras extractivas.