El Apteronotus albifron de aguas dulces de Sudamérica emite pulsos eléctricos para analizar su entorno. Cuando el agua es limpia, la frecuencia de los pulsos es aproximadamente de 1 kilohercilla (1000 pulsos por segundo). Sin embargo, cuando el agua es de mala calidad, cambia la frecuencia de los pulsos eléctricos.
La ciudad francesa de Nancy ha aprovechado esta característica del pescado para medir la contaminación del agua potable. Para ello han preparado un aparato llamado Gymnotox. Es un recipiente básicamente lleno de agua y en su interior tiene un tubo de vidrio. El pescado acostumbra a estar en los agujeros de piedra, por lo que va al interior del tubo de vidrio y permanece prácticamente inmóvil.
En los extremos del tubo hay un electrodo que envía los pulsos eléctricos recibidos al ordenador, que analiza constantemente su ritmo y forma. En caso de que el agua presente algún tipo de contaminación, incluso aunque sea muy pequeña, se detecta inmediatamente.