El trabajo de la científica israelí Jutta Schneider de la universidad israelí Ben Gurion demuestra que matar a los niños no es sólo cosa de mamíferos y aves. De hecho, la araña Stegodyfus lineatus, que habita en el desierto de Negev, mata a sus crías.
La razón de matar a sus hijos es muy sencilla. La araña hembra, cuando tiene crías, no hace caso al macho y lo abandona. Sin embargo, cuando el araña macho come a sus crías, la hembra quiere hacer más crías y se acerca al macho.