El bloque de piedra caliza con grabados fue descubierto en 2011. En palabras de Ríos, sintieron “una emoción tremenda” y le llamaron la Dama de Arlanpe, gestando a la Dama de Anboto: “como él, ha estado en la cueva durante miles de años”.
Lo más difícil fue bajar por la cueva de “aquella piedra abultada”, que tiene unos 70 kilos. Los grabados esquemáticos femeninos aparecen a ambos lados de la roca. En dos de las figuras sólo se ven las primeras líneas, pero otra está completa. Presenta el tronco, los brazos, las piernas y la cabeza, y el estilo coincide con grabados similares encontrados en el centro de Europa y en Francia. Son de la época magdaleniense y del tipo Gönnersdorf-Lalinde. Esto significaría una unidad cultural.
Las imágenes de Arlanpe tienen además una particularidad: Se trata de una de las figuras más antiguas del tipo Gönnerdorf-Lalinde, unos 1.000 años más antiguas que las de Gönnersdorf. Según los investigadores, esto, por un lado, demuestra que este tipo de grabado es más antiguo de lo que creían, y por otro, refuerza la hipótesis de que nació en el suroeste de Europa y que luego, al final de la última glaciación, las poblaciones migraron hacia el norte, se extendieron.
También se menciona la función o significado que los grabados podían tener. Según ellos, la presencia de una roca grabada en un lugar supuestamente cinegético no es fácil de explicar, pero puede estar relacionada con la creación de un espacio ritual. De hecho, proponen la misma explicación para otros lugares del Cantábrico.
Junto a Rios han trabajado investigadores del Museo de Arqueología de Bilbao, la Universidad de Tolosa e Ikerbasque, entre los que se encuentran Diego Garate y Asier Gomez-Olivencia. El estudio, dirigido por el Centro Español de Investigación en Evolución Humana (CENIEH), ha contado con la colaboración de la Diputación Foral de Bizkaia, el Gobierno Vasco y la Fundación Barandiaran.