Los anestesistas de la Universidad de Duke han desarrollado una herramienta que utiliza la luz infrarroja cercana para controlar la oxigenación del cerebro durante las operaciones.
Uno de los peligros de las operaciones es la anoxia. Si no llega suficiente oxígeno al cerebro, pueden producirse daños graves. Para evitarlo es imprescindible controlar bien la oxigenación del cerebro.
Para medir el nivel de oxígeno de la sangre, los médicos toman sangre periódicamente de las venas del cuello y comprueban con cooximetría el contenido de oxígeno. De lo contrario, con un oxímetro de pulso colocado en el dedo del paciente, miden la oxigenación de la sangre arterial. De un modo u otro, miden el nivel de oxígeno de la sangre extracraneal y deben calcular la oxigenación del cerebro.
La herramienta desarrollada en la Universidad Duke permite controlar directamente la oxigenación del cerebro. La luz infrarroja cercana atraviesa el cuero cabelludo y el cráneo, detectando la hemoglobina de los glóbulos rojos. Esto permite conocer en todo momento el nivel de oxígeno de los vasos sanguíneos cerebrales sin dolor, de forma segura y con gran precisión.