El laboratorio estadounidense Livermore descubre una nueva forma de crear una luz coherente: los físicos han conseguido bombardear la sal común de la cocina con ondas de choque. La luz coherente tiene todas las ondas en fase, con lo que no se producen interferencias negativas entre ellas y, dado que todas las interferencias son positivas, esta luz tiene una gran intensidad. Hasta ahora el láser era la única luz coherente que se conocía, pero estos físicos han demostrado que existe otra forma de producir este tipo de luz.