La forma del rostro está escrita en genes, pero dónde y cómo no está claro. Ahora, investigadores de la Universidad de Edimburgo han destacado la influencia de los intensificadores. Los intensificadores son pequeños fragmentos de ADN que provocan que los genes se expresen más o menos. En los tejidos embrionarios de los ratones se han encontrado miles de multiplicadores que pueden influir en la forma de la cara.
Por otro lado, han acusado la influencia de tres intensificadores que actúan sobre los genes asociados a la forma de la cara. Para ello crearon ratones libres de estos intensificadores modificados genéticamente. Y sacaron imágenes en 3D de gran precisión de embriones de ocho semanas. Han visto que los cráneos de los ratones que faltaban a los agravantes eran más largos o cortos que los ratones normales. La investigación ha sido publicada en la revista Science.