El color es uno de los principales parámetros utilizados para medir la calidad del vino. Y es que nos cuenta la estructura, el cuerpo y el sabor del vino. La tonalidad del vino negro puede variar de rojo azulado a naranja y esta tonalidad depende, entre otras cosas, del hierro, del zinc, del cobre y del manganeso.
En concreto, la Universidad de Navarra ha analizado la influencia de los metales en el color del vino negro. Los investigadores han analizado durante tres años consecutivos desde 2002 los vinos de uva Tenpranillo. Así, se ha observado que estos componentes metálicos se encuentran principalmente en las semillas de la uva. Por ejemplo, el hierro se encuentra en la corteza de la semilla y, junto con el cobre, disminuye considerablemente durante los primeros días de fermentación del vino.
Asimismo, concluyen que con la adición de un poco de hierro al vino se puede potenciar el color azulado entre un 8% y un 30%, perdiendo el vino el mismo porcentaje que el rojo. A partir de ahora, ¿tendremos la oportunidad de cambiar el color del vino negro a la carta?