El equipo de investigación OPIK ha analizado el consumo de ansiolíticos e hipnosedantes en adolescentes españoles y ha señalado que la tendencia es preocupante. Para llegar a esta conclusión se han partido de los datos de la encuesta ESTUDES del plan español sobre drogas. En concreto, se ha observado el uso del alcohol en los alumnos de 14 a 18 años y se han estudiado las prevalencias y probabilidades de consumir ansiolíticos e hipnosedantes a esta edad. Así afirman que la prevalencia ha seguido aumentando.
El grupo OPIK investiga el impacto de los condicionantes sociales en la salud y en la encuesta ESTUDES se han diferenciado diferencias claras según género, origen y clase social.
Se observa que el impacto de género es significativo, ya que el consumo de ansiolíticos es mayor en las mujeres en todas las edades recogidas en la encuesta. Por ejemplo, con 18 años, el 3er% de las mujeres consumió alguna vez un ansiolítico, porcentaje que en los hombres alcanza el 20%.
A la hora de estimar las probabilidades de consumo en función del género, se observa que la probalidad femenina por el consumo de ansiolíticos es casi un 50% superior. Además, el aumento de la edad aumenta la probabilidad en las mujeres: Entre los alumnos de 18 años, la probabilidad era el doble que la de los de 14 años.
En cuanto al lugar de origen, confirman la existencia de un cráceo de algas migrantes. De hecho, las mujeres migrantes tuvieron más probabilidad de consumir y los hombres menos.
Para analizar las diferencias según el nivel social se ha tenido en cuenta el nivel educativo de los padres. Así, observan que cuanto menor es el nivel educativo de sus padres, mayor es el consumo de ansiolíticos, especialmente entre las hijas.
Los investigadores de OPIK también explican las causas de estas diferencias. Dicen que la desigualdad material y simbólico-cultural que sufren las mujeres (trabajo menospreciado, precariedad…) provoca un mayor sufrimiento. Además, el malestar se atiende en los servicios de salud y las mujeres acuden más a la consulta que los hombres, ya que están socializadas en la demostración de vulnerabilidad y en el valor del cuidado.
Subrayan que los roles de las mujeres también tienen mucho que ver. Y es que el rol de las mujeres es emocional, pasivo y sumiso, y este rol tiene más probabilidad de ser patológicamente patológico que el rol masculino, justo lo contrario, es decir, racional, autónomo y fuerte. Así mismo, se advierte que romper con estos roles provoca malestar.
Los investigadores del grupo OPIK opinan que las variables para comprender las diferencias de consumo son diversas, como la autoexigencia académica, las primeras relaciones sexuales afectivas de dependencia o abuso, la red social, la tensión estética, la pérdida del proyecto de vida por crisis capitalistas…
Explican que esta es la esencia de la medicalización: los psicofármacos proporcionan solución individual a problemas de origen social o estructural. Por tanto, las molestias se neutralizan y asimilan, y el sufrimiento se separa de sus principales causantes.
La investigación, liderada por Xabi Martínez Mendia, del grupo OPIK, ha contado con la participación de Unai Martín Roncero y Amaia Bacigalupe de la Hera. Adelantan que en un artículo se darán todos los detalles del análisis.