Se sabe que quedan muchas partículas atrapadas en el campo magnético de la Tierra, y un grupo de astrofísicos europeos ha descubierto que gracias al satélite Pamela también hay antipartas atrapadas, los antiprotones. El satélite ha detectado mucho, más que los estimados teóricamente. Proceden de las moléculas de la parte superior de la atmósfera, como consecuencia de los choques de rayos cósmicos. Los choques liberan muchas partículas y pocas antipartículas. Al entrar en contacto, las partículas y antipartas se destruyen entre sí, los científicos no esperaban que se detectaran antipartas. Pero, según los datos de Pamela, una antipartícula permanece por cada mil partículas que permanecen sin destruir. Los antiprotones que han sobrevivido han formado un anillo alrededor de la Tierra.