Bajo el hielo de la Antártida, a gran profundidad, se encuentra un inmenso lago. Es un lago muy atractivo para los científicos, ya que puede haber formas de vida de hace un millón de años. Hace veinte años se dieron cuenta de que allí podía haber un lago, porque un avión que pasó por encima recibió un eco especial del radar.
Gracias a las imágenes enviadas por el satélite europeo ERS1, Gordon Robin y su equipo de la universidad de Cambridge han podido conocer en detalle la ubicación del lago. Tiene 14.000 kilómetros cuadrados y se encuentra a 4.000 metros de profundidad, justo debajo de la estación científica de perforación denominada Vostok. Como consecuencia, los científicos han abandonado las perforaciones para contaminar el lago. Los trabajos se han dejado hasta que se preparan las técnicas de perforación “estancas”.
Los biólogos esperan encontrar vivos microorganismos aislados en los sedimentos desde hace un millón de años. Esta hipótesis es muy probable ya que algunas bacterias son capaces de perdurar miles de años en condiciones muy difíciles.