El corazón de Aingi: un gran sensor

Aquatech, empresa de Tokio, ha puesto un nuevo cometido a las anguilas. El investigador Kenji Namba descubrió hace cinco años que el corazón de las anguilas es sensible a diferentes componentes del agua. Ahora, aprovechando esta característica, ha desarrollado un curioso sistema de medición de la calidad del agua.

Los latidos del corazón de Aingi se aceleran o frenan ante ciertos contaminantes. Por ejemplo, la sospecha del tricloroetileno cancerígeno acelera los latidos. Por el contrario, en aguas con cadmio o cianamida los latidos se amortiguan.

En este nuevo sistema se bombea el agua que se quiere estudiar a la superficie. A continuación, el agua pasa por un tubo acrílico en el que, por supuesto, se encuentra la anguila, cuyo corazón está unido a unos electrodos y que es la variable que enciende la alarma. Si se produce un cambio brusco en la frecuencia de los latidos, la alarma se oye automáticamente. Cuando esto ocurre, es la propia anguila la que pone el nuevo trabajo a los investigadores, que van a tener que tomar una muestra de agua y realizar un estudio más profundo en el laboratorio.

Las anguilas que se han puesto en este oficio especial son las procedentes de un río limpio en la zona de Osaka, de ahí su especial sensibilidad.

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