En la Universidad de Tecnología Graz de Austria se ha conseguido crear un tubo de agua entre dos precipitadores llenos de agua y que el tubo dure unos 45 minutos. En ambos precipitadores se colocó un electrodo que provocó una tensión de 25.000 voltios. Entonces el agua del vaso de precipitados que contenía el ánodo se elevó en la pared del vaso y se pasó a la que tenía el cátodo. El agua formó un puente entre ambos barcos. Además, los investigadores comprobaron que la distancia de los precipitados de 25 milímetros mantenía el puente y su diámetro era de 1 a 3 milímetros. Se explica que el puente se forma gracias al campo eléctrico que genera la tensión de los electrodos, ya que el campo eléctrico organiza las moléculas de agua en una microestructura muy ordenada. Estas microestructuras son estables y el puente permanece estable.