“Antes el cáncer era la muerte y ahora hemos conseguido que algunos tipos de cáncer se cronifiquen”
¿Qué es lo que más te ha sorprendido, alterado o fascinado desde que empezaste a trabajar?
Lo que más ha influido en mi trayectoria ha sido comprobar que algunos cánceres se han vuelto crónicos. Si antes el cáncer era una muerte directa, no había solución, ahora hemos conseguido que algunos tipos de cáncer se cronifiquen. Es decir, el pronóstico no siempre es necesariamente malo, muchos pacientes salen adelante y pueden continuar su vida más o menos antes del cáncer. No conseguimos curarse del todo, pero sí ser crónicos.
Cuando yo empecé con el cáncer de mama, a finales de los años 70, no distinguíamos los tipos, pensábamos que todos eran iguales. Sin embargo, desde hace unos 15 años sabemos que los cánceres de mama son 6-7 y cada uno tiene su tratamiento. Además, muchas veces no es necesaria la quimioterapia. Los tratamientos actuales son mucho más precisos y suaves: anticuerpos monoclonales, terapias orientadas... Y todo esto nos ha traído la genética: los avances en genética han permitido mejorar el conocimiento y las terapias del cáncer.
¿Qué le gustaría ser testigo de la revolución o el descubrimiento en su trayectoria?
Pues que todo tipo de cáncer se convierta en crónico o, más aún, pueda curarse. Me parece imposible conseguir una vacuna contra el cáncer, ya que en la génesis del cáncer no hay una sola causa, hay muchos factores que influyen. Y no se puede hacer frente a todos con una sola vacuna. ¿Sería maravilloso, eh? Pero yo no creo que sea posible.
Sin embargo, cuanto más se conozcan, más se podrá hacer en prevención, desarrollando tratamientos más precisos y eficaces. Tener la forma de curar todo tipo de cánceres o, si no se curan, estar bajo control, como ocurre con el sida. Ese sería mi sueño o mi esperanza.
Zu idazle
Zientzia aldizkaria
