Ranita de árboles, pequeña ranita bonita

Cuando se habla de ranas y sapos, en la gente en general predomina el asco y la aversión. ¡Y no es de extrañar! ¡Son tan fríos, húmedos, conflictivos y grandiosos! Pero nada más conocer la rana arbórea (Hyla arborea), estos sentimientos se alejan rápidamente, ya que esta rara ranita es una de las más elegantes y esbeltas de los anfibios de nuestro País: de tamaño pequeño, de color vivo, vestida de piel suave, húmeda y limpia. Pero además de la belleza que muestra a primera vista, la ranita de los árboles tiene otras virtudes si se sumerge en su biología y vida.

Se sabe que las ranas, en general, son animales con un alto grado de adaptación a la vida terrible, con habilidad para dar grandes saltos gracias a las largas patas traseras y a los botes. Pero en el caso de las ranas arbóreas, la especialización en saltos es más importante: Al igual que el resto de los amuros que se han clasificado en la familia Hylidae, la rana arbórea con sendas copaduras discoidales en el extremo de cada dedo para mantener mejor el sustrato. Y es que, como su nombre indica, esta pequeña ranita está adaptada para vivir en entornos húmedos o cerca de ellos en árboles, puentes y matorrales. Por eso, no en el suelo, y sobre todo entre ramas y ramas, casi siempre.

Las copas tardarán unos tres meses en crecer, en metamorfosis y en salir a tierra seca.

En cualquier caso, la colonización de la vegetación de las orillas o zonas adyacentes presenta un problema más grave que el sistema de movilidad, y es necesario inventar vías de protección contra los depredadores. Por ello, insertos en la epidermia de la ranita arbórea, y al igual que en otros muchos anuros, aparecen glándulas venenosas que segregan sustancias tóxicas para la mayoría de los depredadores. Y en consecuencia, si algún enemigo atropellara la ranita imprevista, debería desprenderse inmediatamente de la irritación provocada por el veneno.

En cualquier caso, es preferible no encontrar enemigos, y por esta razón, la coloración de estas ranitas suele ser disruptiva y críptica, ya que su capacidad para tomar el mismo color que el sustrato les hace invisibles. Sin embargo, los cambios de color de la ranita no siempre dependen del sustrato y los factores que le afectan pueden ser muchos: miedo, humor, variaciones de humedad o temperatura, color del cielo, etc. Y de ahí viene a esta singular ranita, entre otras cosas porque ha sido considerada como un barómetro natural. Por todo lo dicho, y aunque lo normal es que sean verdes, es fácil encontrar ranas de árboles pardas, grises, ordeñadas, casi blancas o negras y también azules.

En el caso de la ranita, la fecundación externa se realiza con amplexos axiales.

Como ya se ha mencionado, estas características de la ranita se entienden como una adaptación a la vida en tierra, pero ello no significa, por supuesto, que haya superado totalmente la dependencia del agua. ¡Ni mucho menos! Por el contrario, esta excéntrica ranita, al igual que el resto de los anfibios, tiene bastantes problemas para mantener el grado de humedad de su entorno interior, con un grave riesgo de deshidratación. Sin embargo, para hacer frente a este problema, y como adaptación etológica, la actividad de la ranita se extiende desde la tarde hasta la madrugada, no siendo visible durante el día, salvo en época de celo. Pegados en alguna rama o hoja, los ojos se encuentran semicerrados entre el anochecer y el cuerpo envuelto, intentando mostrar la menor superficie posible a la acción del aire seco.

Por la noche, cuando la humedad relativa es elevada, se desplaza de la rama a la rama y, dedicando toda su superficie al aire húmedo, recupera el agua perdida durante el día, mientras captura y come mosquitos e insectos de once especies diferentes. Entre sus presas destacan los dípteros, lepidópteros, odonatos y otros invertebrados voladores blandos, que también come hormigas y miedos.

La competencia sexual entre los machos se canaliza a través de la voz.

Antes de abril, o cuando el tiempo se temple ligeramente, se deja el candelabro de invierno y las ranas de árboles “visten” con elegancia, adelantándose a las hembras, acercándose a pozos, arroyos y cualquier tipo de pelota acuática. Los colores de la boquilla del cuello se refuerzan en esta época, con tonalidades pardas oscuras y moradas. En el caso de la ranita de árbol, la casquilla es única y está situada en la parte inferior de las mordazas inferiores de la boca. Gracias a la superficie elástica que la compone, esta estructura forma una poderosa caja armónica que permite escuchar en voz alta el canto de la rana arbórea durante los meses de abril y mayo.

Aunque en algunos lugares esta canción es considerada como señal de lluvia, en cuanto a las ranas de árboles, al menos tiene dos funciones muy destacadas. De hecho, el canto es la llamada de aviso de la ranita de árboles, por lo que además de indicar que las hembras están macho, sirve para reivindicar a los demás la territorialidad, ya que cada macho delimita su recinto a través del canto. Por tanto, la competencia sexual entre los machos se canaliza a través de la voz.

Durante el día permanecen pegados en alguna rama o hoja, recogiendo el cuerpo, intentando mostrar la menor superficie posible a la acción del aire seco.

La reproducción se produce en el agua: la rana de árbol sube sobre la hembra y, gracias a sus excrementos nupciales en el interior de las manos, la sujeta firmemente por la parte posterior de los brazos, realizando una postura denominada amplexo axial. En esta posición, ayuda a la hembra a poner sus huevos ya desarrollados. Y a medida que los huevos van al exterior, se fecundan con el espermio segregado por el macho.

Estos huevos tardarán alrededor de dos semanas en producirse la eclosión, y otros tres meses en los caprichos que nacen, para que puedan crecer, realizar la metamorfosis y salir a tierra seca.

Sólo algunos de los cientos huevos puesta por la hembra llegarán a completar todo el proceso; como ocurre en la mayoría de los demás amuros, en el caso de las ranas arbóreas la mortalidad en huevos y larvas es muy elevada. Sin embargo, los escasos ejemplares capaces de superar la dura selección no volverán a la tierra en tres o cuatro años, hasta alcanzar la madurez sexual.

Esta singular ranita es una de las más elegantes y esbeltas de los anfibios de nuestro País. Su tamaño es pequeño, de color vivo y su piel es suave, húmeda y limpia.

Este anfibio de origen paleoártico está muy extendido en Europa, sobre todo en Francia, Centroeuropa, Italia y los Balcanes. El límite norte de distribución es al sur de Suecia y al este en el Cáucaso y los Urales. En cuanto a la península Ibérica, en el centro y norte se puede encontrar prácticamente en todas partes, a falta del sur y del este.

En Euskal Herria, sin embargo, la distribución de la ranita se divide en dos grandes regiones: es una especie que se encuentra habitualmente en la región mediterránea, desde la línea de distribución de aguas hasta el Ebro. Sin embargo, no se encuentra en el sur de Navarra, por carecer de hábitat adecuado. En cambio, en la costa, si hay varias poblaciones sólidas en Bizkaia y Gipuzkoa, y no se expande más hacia el interior, parece que no tiene un medio húmedo sano.

Ficha técnica RANITA

Especie: Hyla arboreaFamilia: Orden mensual: AnónimosClase: Anfibios

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