Uno de nuestros enemigos o enemigos más perversos está libre, huyendo de la parcela. Recorre las calles de las capitales y pueblos vascos, accediendo a oficinas, talleres, fábricas y casas. ¿Cuál es ese personaje malo? Ruido. Si se aplicaran normativas y normativas anti-ruido o ruido, muchas empresas vascas (alrededor del 80%, según algunas fuentes) deberían cerrarse. Esto demuestra la importancia del problema.
El ruido tiene mala fama, pero ¿hay razones que justifiquen esa mala fama? Si atendemos a un informe elaborado para la Comunidad Económica Europea, no hay menor duda: Genera 70.000 accidentes laborales anuales en Europa, es responsable del 15% de las horas perdidas y del 20% de los tratamientos psiquiátricos. Y para poner fin a las cifras, en diferentes países europeos, la seguridad social local, hasta el 20% de los presupuestos, despide a las víctimas del ruido.
En Europa uno de cada tres trabajadores soporta ruidos excesivos, p.e. Más de 85 decibelios durante más de seis horas diarias. En Francia, por ejemplo (55 millones de habitantes) se generan anualmente 185.000 sorderas profesionales, cada una de las cuales genera a la empresa un gasto de un millón de pesetas. La cifra anterior era más baja, pero hoy en día los expertos calculan que en los langostinos que tienen que aguantar 85 dB durante seis horas al día, uno de cada ocho sufrirá alguna enfermedad del oído y algunos lo tendrán para siempre.
Los sectores más afectados son los que trabajan en la calle: trabajadores de la construcción o la construcción, de las obras públicas, que absorben su propio ruido y el generado por el tráfico. Los 31 alquilados de estos sectores se ven obligados a soportar niveles de ruido sobre lo que la Organización Internacional del Trabajo considera "límite de riesgo". Le siguen la fundición y la metalurgia, con un 27% de trabajadores afectados, seguido de la industria del transporte y el textil, con 25% y 17% respectivamente.
Sin embargo, hay ruidos y ruidos muy diversos. Explosiones de una bomba, p. ej. (debido a que el ruido es temporal) puede provocar una pérdida temporal de audición. Entre ataque y curación debe existir un silencio absoluto. La compensación de 10 minutos superiores a 100 decibelios requiere un silencio aproximado de 100 minutos.
En caso contrario, puede aparecer una "fatiga auditiva". La pérdida de audición aparece cuando el nivel de ruido se mantiene constante a 85 decibelios durante años o meses (dependiendo de la persona). Cuando las 15.000 células de pestañas que tiene el bebé recién nacido en su oído interno se destruyen y no pueden reproducirse, su destrucción produce sordera, en muchos casos sordera profunda o total.
Hace diez años apenas conocíamos el funcionamiento del oído interno y hace cinco años no se conocían las sustancias neuroactivas que conducen la comunicación entre el oído y el cerebro. Pero a medida que los estudios e investigaciones han ido evolucionando, en la actualidad los investigadores tienen entre sus manos más de diez sustancias neuroactivas, con propiedades bioquímicas, farmacológicas y de otro tipo en la fisiología coclear.
De momento no es más que un principio: en el futuro (quizás a menos largo plazo) aparecerán medicamentos y tratamientos que resistan el envejecimiento del oído; capaces de aliviar el cansancio auditivo y de curar aquufenos, zumbidos y ruidos molestos para el oído delicado.
Pues una serie de caminos o vestigios que dentro de unos años puede alcanzar el éxito. Por el momento, el más esperanzador parece el guatanato. Este aminoácido se comportaría como un neurotransmisor cuando la transmisión del mensaje auditivo no funciona entre las células de pestañas de la cóclea y las fibras del nervio auditivo. Pero el guatanato también puede ser tóxico hasta lesionar neuronas auditivas. En el futuro serán los médicos los que limpiarán el asunto.
Por otro lado, en la ciudad de Seattle, en los EEUU, un grupo de universitarios ha descubierto que, tras un traumatismo acústico, son capaces de reproducir las células de pestañas de la coquilla del pollo. Si estaríamos a la altura de entender este proceso y nos hubiéramos traído al caso del hombre, la regeneración del oído interno sería posible. O un trasplante al ser humano. La sordera profunda no sería un problema insubsanable en el futuro.
Holanda constató que el consumo de medicamentos en zonas ruidosas era mucho mayor que en zonas silenciosas. Por ejemplo, el número de recetas de medicamentos contra la hipertensión arterial creció a medida que aumentaba el ruido en la zona del aeropuerto de Amsterdam, en zonas con niveles de 78 decibelios. Y lo mismo ocurría con los sedantes y somníferos.
En Londres se ha demostrado que los jóvenes adultos sanos que se ponían a niveles sonoros muy altos de 0,6 segundos de duración cada 22 segundos aumentaban las tasas de colesterol y hormona del estrés. Estas cuevas humanas se normalizaban completamente con un silencio de medio día en experimentos voluntarios. Sin embargo, en los trabajadores alemanes de entre 30 y 40 años, si uno de los dos días se ponen a los niveles sonoros de tráfico en los actos de casa, se ha observado que su tensión arterial sube mucho más que en otros trabajadores que trabajan en silencio (relativo).
El cuerpo no puede acostumbrarse a la agresión o al ruido. Además de las enfermedades psicosomáticas que produce el ruido, se encuentran las conocidas como vértigos de oficina: itobeharras, astenias, etc. Algunos médicos londinenses llegaron a este diagnóstico para un grupo de secretarios que padecía un ruido constante de tráfico de 76 decibelios, cuando apareció esta patología en 25 secretarios de una nueva y central torre de oficinas.
Cada uno de nosotros reaccionamos diferente al sonido. Es imposible saber hasta dónde se puede superar. Hoy en día la juventud suele actuar en discotecas más nerviosa y agresiva que cuando la orquesta tocaba mucho más bajo. Un viejo músico afirma que hay más peleas, más sesiones y más enfados que antes. Y, en gran medida, se deben al ruido.
El ruido del tráfico se soporta mucho mejor cerrando todas las ventanas. Pero, ¿qué hacer en verano? Que la gente que cree que no está afectada por el ruido haga una prueba: después de trabajar 8 horas en alto, tomará el pulso y verá que el corazón da 10-25 pulsaciones más de lo normal por minuto. Hasta ahí llegamos con el ruido.
Y lo mismo vale para quienes creen que dormir sin ruido o con ruido es lo mismo. La circulación ruidosa permite reducir el flujo sanguíneo durante el sueño hasta un 70%. Este es el resultado de las investigaciones llevadas a cabo en personas que viven cerca del aeropuerto.
A pesar de que todavía nadie está constatado ni codificado, el ruido es una amenaza para nuestros niños. En Japón, el tema ha sido tratado en los alrededores de los aeropuertos de Osaka y han llegado a esta conclusión; cuando la madre ha pasado su embarazo en un lugar tranquilo, los niños no se despiertan con los aviones. Sin embargo, al pasar el embarazo en un lugar ruidoso, los recién nacidos lloran cuando se despide.
Los niños y niñas que viven en ambientes muy ruidosos, con el fin de desarrollar adecuadamente su capacidad, no son capaces de recibir ruidos y su sueño tampoco es el adecuado; no se recuperan del todo. Los niños y niñas que viven en ruidos continuos (tráfico, radio, TV, electrodomésticos, lavadoras, ...) aprenden hablar más lentamente que los niños y niñas del entorno rural.
También habría que hablar del ruido de las escuelas (se supondría por qué se han producido errores de comprensión de muchos), o de los bares porque más de 60 dB pueden causar deficiencias auditivas), etc. Para lograr un mejor desarrollo integral del niño se necesitarían instalaciones insonorizadas.
1 decibelio es la diferencia o diferencia menor de intensidad sonora que puede percibir el oído humano.