Rayos X

Las radiografías no sólo sirven para ver nuestros huesos y las sombras de los órganos internos. Además de en medicina, en la industria y en la pintura también son de gran ayuda las radiografías a base de rayos X.

El rayo X es una luz invisible y tiene una longitud de onda diez mil veces más corta que la luz visible. La radiación electromagnética conocida como rayos X es emitida por los tubos catódicos.

Explicar qué son los rayos X no es nada difícil en la actualidad, ya que son bien conocidos. Pero hace un siglo ni siquiera se conocían esos rayos de luz. Debemos a un alemán “encontrar” rayos X con aplicación en diferentes campos.

Seis semanas después de encontrar los rayos X, Röntgen realizó la radiografía de la foto. Es la mano de la mujer y los huesos y el anillo se pueden ver claramente.

Siempre se ha dicho que los descubrimientos se consiguen gracias al trabajo, al conocimiento y al tiempo, pero en algunos casos la suerte también ayuda mucho. En 1895 se puede pensar que en el científico de Wilhelm Röntgen confluyeron todos estos factores, trabajando en el laboratorio de la Universidad de Babiera para atravesar la corriente eléctrica.

Un rayo misterioso

Una tarde, sin embargo, ocurrió algo especial en el laboratorio. Mientras trabajaba con el ensayo, se aclaró el frasco que había en una balda. En el frasco se hallaba el fluoro, concretamente el platicianuro de bario. El profesor alemán se quedó sorprendido, de la sesión que estaba investigando salió la luz y esos rayos fueron los que iluminaron el frasco. Aquellos rayos desconocidos no cruzaron el bario platicianuro y por eso se iluminó el frasco. A la vista de ello, Röntgen comenzó a investigar materiales que podían ser atravesados por los rayos. Para empezar colocó un trozo de cartón a la altura del ensayo y al hacer la luz los rayos iluminaron de nuevo el frasco de la balda.

Viendo que la luz atravesaba el cartón, junto al ensayo colocó como pantalla un trozo de papel frotado con el platicianuro. El papel absorbió los misteriosos rayos extraídos de la sesión y la pantalla se iluminó. Por lo tanto, estos rayos desconocidos podían atravesar el cartón pero no la pantalla de platicianuro de bario. Mientras realizaba pruebas de la absorción de la luz por el plomo, Röntgen tuvo una gran sorpresa. Agarró el plomo entre el programa y la pantalla fluorescente. El plomo absorbió la luz y en la pantalla fluorescente apareció la sombra del plomo.

Sin embargo, además de la sombra del plomo, también apareció la sombra de los dedos de la mano que lo agarraron; más concretamente, los huesos de los dedos se ‘reflejaron’ en la pantalla. La sombra de los huesos apareció claramente en la pantalla fluorescente y la carne de mano también se podía destacar, aunque más difusa que los huesos.

Röntgen descubrió los rayos X en 1895. El de la imagen es el primer artilugio para lanzar rayos X.

El silbato de los huesos de la mano que apareció en la pantalla se llama hoy radiografía y, como hemos visto, fue la primera vez que se consiguió tirando rayos X del ensayo. También es curioso el nombre que el alemán puso al rayo. Los matemáticos llaman X a la cantidad indeterminada y siguiendo esa “costumbre” Röntgen bautizó el rayo con el nombre de rayos X.

Uso de rayos X

Los rayos X exploran el objeto colocado a la par y la sombra del objeto se recoge en la pantalla fluorescente o en la emulsión fotográfica.

Cuando hablamos de radiografías con rayos X, enseguida nos vienen a la cabeza las que nos hacen en el hospital o en el ambulatorio. Sin embargo, no debemos olvidar que además de explorar nuestros órganos y huesos internos, las radiografías son muy útiles para otras muchas tareas.

En medicina se utilizan diversas técnicas para la realización de radiografías por rayos X. Las ilusiones de los órganos y huesos del cuerpo quedan grabadas en el fototipo o emulsión fotográfica, pero no se ven todas las sombras con la misma claridad y precisión. Por ejemplo, las radiografías de nuestro esqueleto son de gran precisión; los objetos metálicos también absorben muy bien los rayos X y en más de una ocasión se han encontrado objetos metálicos en los órganos internos de los pacientes. Por el contrario, órganos como el intestino, el aparato urinario o las venas no se ven tan “limpios” y para conseguir una precisión adecuada, se hace que el paciente tome productos químicos.

Los rayos X no atraviesan ningún material. Por ejemplo, el metal absorbe los rayos y en el soporte la sombra se puede ver muy limpia.

Además de en medicina, el rayo X también es muy utilizado en la industria. Las radiografías se realizan para corregir los cambios en las composiciones químicas y los “errores” que se producen en el interior de los materiales. En los laboratorios de fundiciones, por ejemplo, se controla la calidad de las soldaduras mediante rayos X.

Otro uso importante de la radiografía se da en las obras artísticas y, sobre todo, en los cuadros. Los rayos X permiten analizar el estado en el que se encuentran las pinturas; además de estudiar su estado de conservación, las radiografías permiten conocer la antigüedad de la pintura. La radiografía también “denuncia” las técnicas que ha utilizado el pintor o los últimos retoques que ha dado al trabajo.

Ya hace cien años que Röntgen descubrió los rayos X y, como ocurre con todos los descubrimientos, la técnica de los rayos X ha ido mejorando con el tiempo. Cuando hablamos de soportes, hemos mencionado las pantallas fluorescentes y las emulsiones fotográficas, pero en la actualidad los soportes informáticos se han adelantado. Ahora se guarda en el ordenador la seda (radiografía digital) del objeto explorado. El uso de soportes informáticos ofrece grandes ventajas. Por un lado, la información (radiografía) se almacena en soporte informático con mayor seguridad y se puede acumular mayor cantidad de información. Por otro lado, podremos tratar la ilusión que nos aparecerá en la pantalla del ordenador; ampliando o reduciendo la imagen, podremos analizar con precisión el punto deseado.

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