Sin embargo, a medida que hemos ido desarrollando las sociedades, hemos necesitado cada vez más agua y, por supuesto, hemos ido tomando más agua de los ríos. Muchas veces no hemos tenido en cuenta que los ríos son algo que hay que cuidar y los hemos considerado como una simple fuente de agua. Es decir, ese deseo de satisfacer nuestras necesidades nos ha hecho olvidar las necesidades de los ríos.
En los últimos años este enfoque está cambiando. Las autoridades de la Unión Europea, por ejemplo, han tomado conciencia del problema y han adoptado un ambicioso compromiso: Conservar, proteger y mejorar el medio ambiente de todos los países de la Unión. En cuanto a los ecosistemas acuáticos, en el año 2000 se publicó la Directiva de Aguas, estableciendo como reto que para el año 2015 todas las masas de agua estén en buen estado ecológico. Esta ley puso en marcha a todos los Estados miembros.
Para mantener un buen estado ecológico, lo primero que necesita un río es tener suficiente agua. Para saber si una cantidad de agua es suficiente hay que fijarse en el funcionamiento de este río. La cantidad mínima de agua que necesita el río es la necesaria para desarrollar los seres vivos que vivirían en su estado natural. Este caudal mínimo se denomina caudal ecológico. Una vez respetada esta demanda del río, podríamos aprovechar el agua restante para nuestras necesidades, sin causar molestias al río.
Esta perspectiva no se recoge en ninguna de las leyes vigentes en la actualidad. Es más, hasta hace poco la conservación de los ríos no estaba entre los objetivos de los que hacían normas para gestionar el uso del agua. A modo de ejemplo, el Plan Hidrológico de la cuenca del Norte III vigente en la Comunidad Autónoma del País Vasco en el año 1998, señala en relación al estado de los caudales ecológicos:
"En las zonas en las que actualmente se explota el agua, si bien tienen posibilidad de regulación, no tienen definido, salvo unos pocos casos, ningún caudal que tenga por objeto la protección del medio ambiente. Los pocos que respetan un caudal de este tipo o necesitan ser respetados lo hacen porque tienen que diluir los vertidos". Añade que la implantación de caudales ecológicos en los embalses supone, además, una "pérdida significativa del recurso que podría servir para otros usos".
Por supuesto, si nadie ordenaba, los que recibían agua de los ríos no comenzarían a 'despilfarrar' su recurso. En las concesiones de aprovechamiento de agua --autorizaciones para su aprovechamiento en determinadas condiciones - no se decía nada al respecto, por lo que la tendencia era generalizada que en los embalses y puntos de captación no se dejara una gota de agua al río o arroyo natural.
En este plan hidrológico, una vez descrito el escenario, se describen los planes de acción. Entre otras cosas, dicen que hay que respetar los ríos y que para cumplir sus funciones necesitan una cantidad mínima de agua, es decir, dejar un caudal ecológico en las zonas donde se explota el agua.
En cuanto a las concesiones ya aprobadas, el plan hidrológico no dice nada. Hasta el momento de renovar estas concesiones, por lo que no tendrán que adoptar medidas de este tipo. Así, según Arturo Elosegi, experto en ecología fluvial y profesor de ecología de la UPV, "en muchos lugares se puede ver que por debajo de la presa no se deja nada".
Otro problema puede ser en los emplazamientos con nuevas concesiones, es decir, si los que tienen que dejar el agua al río cumplen o no lo tienen que hacer. Son muchos los lugares a controlar y los inspectores o técnicos no llegan al seguimiento necesario.
Sin embargo, Elosegi cree que este problema puede resolverse fácilmente: "Las compuertas de los embalses se abren y cierran con una llave que en la actualidad es propiedad de los responsables de los embalses. Ellos se comprometen a dejar un caudal por debajo de la presa y un técnico debe andar comprobando si cumplen con lo indicado. Pues sería más fácil que los inspectores tuvieran las llaves de los embalses y que estuvieran en su poder abrir y cerrar las compuertas".
Aunque se respete la legislación vigente, probablemente no sería suficiente para cumplir con el reto que plantea la Directiva Europea de Aguas. Ahora se ha definido un único caudal, es decir, salvo excepciones, en los lugares que explotan el agua durante todo el año dejan salir la misma cantidad de agua. Consideran que las comunidades de los ríos necesitan cierta cantidad de agua para sobrevivir y que basta con respetar esa cantidad mínima.
Y es cierto, las comunidades pueden sobrevivir con una cantidad mínima de agua, a la que están adaptadas porque, en circunstancias naturales, a veces, hay épocas de poca agua. Lo que pasa es que estos tiempos no duran mucho tiempo en la naturaleza, después de un desembarco siempre suben las precipitaciones. Por lo tanto, a pesar de sufrir desembarcos, no están adaptados indefinidamente a vivir en tierra.
Dependiendo de la época del año, las comunidades fluviales necesitan cierta cantidad de agua. Algunos seres vivos, por ejemplo, necesitan inundaciones para completar su ciclo biológico. Por tanto, es muy importante que el caudal suba y baja, por lo que sería necesario tener en cuenta estas incidencias cuando el caudal de un río esté en nuestras manos.
En cumplimiento de lo establecido en la Directiva Europea del Agua, es decir, con el objetivo de mejorar el estado ecológico de todos los ríos, en la Comunidad Autónoma del País Vasco se está elaborando un nuevo Plan Hidrológico en la Agencia Vasca del Agua cómo gestionar el agua de la misma. Todavía no lo han acabado --son editables el año que viene -, pero han hecho un esquema con los temas a tener en cuenta. Iñaki Arrate, técnico de planificación hidrológica de la Agencia Vasca del Agua, nos informó sobre este esquema.
Sin embargo, describen las premisas que debe cumplir el caudal ecológico. Entre otras cosas, dicen que tienen que calcular los caudales ecológicos teniendo en cuenta las variables biológicas, que no pueden ser fijos y que cada tramo debe tener su caudal ecológico.
Con estas premisas se propone un método de caudal ecológico modular para determinar los caudales ecológicos en la Comunidad Autónoma del País Vasco. Este método propone dividir el año en tres tramos y definir para cada uno de ellos un caudal ecológico mínimo para los meses de julio, agosto, septiembre y octubre; medio para los meses de mayo, junio, noviembre y diciembre; y el máximo para los meses de enero, febrero, marzo y abril.
Para el cálculo de estos caudales se han tenido en cuenta los datos del caudal diario de cada tramo en zonas no reguladas. El caudal ecológico correspondiente a este tramo sería el 10% del caudal medio del tramo en cada grupo de meses.
Como se puede observar, al menos para el cálculo no se ha tenido en cuenta la primera premisa citada, es decir, no se han basado en variables biológicas. Sin embargo, en el esquema del nuevo plan hidrológico se indica que representa muy bien los caudales ecológicos que se obtendrían calculados mediante métodos biológicos.
En opinión de Elosegi, se trata de un método demasiado general, que entiende que “deberíamos buscar más de una fórmula y que cada arroyo debería tener sus objetivos, ya que cada uno tiene sus características y necesidades. Por tanto, es muy probable que unos necesiten más agua que otros" para poder garantizar un buen estado ecológico.
Lo que nadie pone en duda es el caudal ecológico modular que propone que el 10% fijo que dejan ahora es mejor que ese 10%. Además de proponer, el propio Arrate nos indicó que ya se ha comenzado a utilizar el caudal ecológico modular en los ríos que inician y finalizan su recorrido en la comunidad.
Por tanto, podemos afirmar que el estado de nuestros ríos está mejorando. Sin embargo, todavía tendremos que esperar un poco de tiempo para que todas las medidas que tomen se pongan en marcha y se generalicen… y para que podamos ver la vida en nuestros ríos.