Ulcus

Agirre, Jabier

Medikua eta OEEko kidea

Tener úlceras es hoy bastante común, porque una de cada ocho personas lo tiene, lo ha tenido o lo tendrá en el futuro.

Hoy en día se sabe que los animales también tienen úlceras. Sin embargo, en los animales son pocas las úlceras crónicas.

El porcentaje de úlceras sigue creciendo día a día. Hace unos años tocaba una de cada doce personas. Hoy en día las mujeres también sufren la comprensión, probablemente porque a lo largo del tiempo su vida ha ido cambiando. Hace pocos años, el trabajo de las mujeres (hacer deberes) era frustrante, pero también era una cierta forma de protección frente a la úlcera. En la actualidad, el trabajo fuera del hogar ha subordinado a la mujer a la presión y al stress y las angustias y competencias en el trabajo son factores negativos para cualquier persona que tiende a sufrir una comprensión.

¿Qué es la úlcera?

La úlcera es sólo una pequeña herida, ya que en el esófago o esófago, en el estómago o en la parte superior del intestino, los jugos gástricos segregados han “liserizado” los tejidos o las capas de esos tejidos, produciendo dolor y otros síntomas molestos.

De cara a la localización, la úlcera puede ser de tres tipos:

  • U. ESOFÁGICO. Normalmente se sitúa al final del esófago, cerca del límite del estómago.
  • U. GÁSTRICO. Es una úlcera situada en el propio estómago.
  • U. DUODENAL. Está situada en la parte superior del embutido, cerca de la zona de contacto con el estómago.

La forma de la úlcera suele ser circular u oval. En profundidad puede ser una depresión ligera y suave, en forma de U, que se encuentra en las paredes más profundas del esófago, estómago o duodeno, y en el otro extremo puede ser muy profunda, como un canal o una canal, que atraviesa lateralmente las paredes del tubo digestivo.

La úlcera puede tener poca importancia o llegar a ser un problema serio y crónico que impide llevar una vida normal.

El 10-12% de la población total sufrirá úlcera péptica en algún momento de su vida, sin que la edad produzca diferencias. Aproximadamente el 80% de todas las úlceras son duodenales y casi el 20% gástricas (situadas en el estómago). Las úlceras esofágicas son escasas y según las estadísticas se sitúan por debajo del 1% de los casos.

Las úlceras siguen siendo más frecuentes en hombres que en mujeres (10:1 úlceras de duodeno y 3-4:1 úlceras de estómago). Casi todas las úlceras se desarrollan principalmente en el centro de la vida. Sin embargo, cuando los niños tienen úlcera, suele ser duodenal, mientras que los mayores de 45 años son principalmente gástricos.

Sin tener en cuenta el tipo de úlcera, el inicio y las enfermedades aparecen en primavera o fin de año. Las úlceras duodenales se resuelven habitualmente entre el 80 y el 90%. Sólo un 10% sobreviven a todos los tratamientos o presentan complicaciones. Sin embargo, es importante que el enfermo siga en todo momento los consejos que le ha dado su médico.

¿Por qué surge la úlcera?

Algunas de las causas que provocan la úlcera pueden controlarse, pero otras no. Son muchos los factores que intervienen en la formación de la úlcera.

Stress

Uno de estos factores parece ser. También la edad (madurez, sobre todo), el sexo (con mayor propensión entre pubertad y tercera edad que los hombres), la sangre tipo O y la imposibilidad de secredir ciertas sustancias en la saliva. Otros factores son las situaciones que provocan un exceso de secreción del ácido gástrico en el estómago (muchas veces por causas desconocidas). También factores glandulares o hereditarios.

Como factor contrario se pueden citar las bebidas que contienen abuso de alcohol, tabaco, té, café o cola, que estimulan la secreción de ácidos gástricos (como ocurre con algunos medicamentos). La aspirina, cualquier analgésico antiinflamatorio o la cortisona, si se administra a altas dosis durante largos periodos de tiempo, es otra carga negativa para el tratamiento de la úlcera.

Como se puede observar en este listado, no tenemos influencia sobre muchos factores que facilitan la aparición de la úlcera. Sin embargo, el paciente debe intentar mantener una vida sana. Renunciar a ciertos alimentos, alimentos y medicamentos (ya se sabe que producen efectos adversos) y sobre todo descartar un stress excesivo.

A más de uno le parecerá sorprendente que el stress emocional y físico afecte a la úlcera. Sin embargo, las emociones tienen una influencia bastante demostrada en las funciones del cuerpo. Al igual que nuestro rostro se agrava en la piel porque el flujo sanguíneo aumenta, cuando algo nos perturba o cuando nos enfada respiramos más rápido, el estómago también responde a estas sensaciones. Cuando alguien se siente triste, rabioso, dolido, descuidado por los demás o tratado injustamente, su estómago fluye más ácido y su úlcera se agrava.

¿Qué hacer cuando la entienda?

Primero sigue tu “régimen”. El médico ya le habrá proporcionado (o de otra manera) las instrucciones y consejos que mejor se adapten a su caso particular. Seguir siempre y sobre todo cuando aparezcan síntomas de la úlcera. Sin tu ayuda y colaboración, ni el médico ni la medicación pueden curar la úlcera.

En cuanto al descanso, ten en cuenta que las personas que habitualmente tienen una comprensión son totalmente trabajadoras, de gran responsabilidad, pero que se preocupan demasiado. Muchas veces hacen más de lo que tienen que hacer.

Las personas con úlcera no son muy ordenadas en la comida: o comen muy poco o sin hora alguna (por poco apetito o dolores de estómago). El desgarro de los alimentos facilita que los ácidos gástricos actúen directamente sobre la úlcera, ya que no contienen ningún alimento para su digestión. Por ello, en el régimen anti-ulceración se recomienda comer mucho, siempre y cuando haya horas fijas de comida ligera. Descartar combinaciones raras de alimentos. Normalmente deben descartarse los pesos de comida, los alimentos fuertes, los excesivamente calientes o fríos y las especies excesivas.

Por otra parte, es conveniente evitar, si es posible, las situaciones graves o angustiosas mencionadas anteriormente. Cuando esto no sea posible, procura no preocuparse demasiado.

En cuanto a la medicación, es conveniente tomar el antiácido prescrito por el médico en la dosis y en las horas prescritas. Los antiácidos, por sí solos, no curarán la úlcera, pero dentro de un programa más amplio (tamaño de comida, vida más relajada, etc.) su lugar y su función.

Si fuera posible, el paciente ulceroso debería intentar descartar acciones sociales o aceptar sólo las más tranquilas. Conviene realizar ejercicio físico regularmente con el consentimiento del médico, pero siempre descartando los deportes más exigentes y competitivos.

A continuación se presenta la medida de alimentación adecuada para el paciente ulcerado itinerante (extraída del diccionario LISERIKETA, elaborado por Patxi Letamendi).

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