Cuando se habla de anfibios, la mayoría de las veces nos vienen a la cabeza ranas y sapos. Y no es de extrañar, porque sus cantos sonoros y su aspecto desgarrado son muy llamativos. Si recordamos que también tenemos anfibios los tritones, a menudo sorprenderemos a nuestro alrededor, ya que en la mayoría de los casos la gente que no tiene especial afición a la naturaleza ni siquiera conoce estos interesantes animalitos. La excepción a este desconocimiento son, lógicamente, los niños, que, alentados por la insaciable curiosidad que se arrugan con la madurez, están explorando constantemente el medio, ya que a menudo se encuentran estos áfibios lisos y lingiridos, como el lagartija, en el fondo de un pozo de aguas fangosas, en primavera.
Entre los tritones que se pueden encontrar en Euskal Herria, el tritón marmolaire (Triturus marmoratus) será probablemente la especie más espectacular. También el más grande, con una longitud total aproximada de 16 cm, con una longitud de cola de 6-7 cm. El tritón marmolaire es, por otra parte, un animal de fuerte apariencia, con un modelo disruptivo de coloración con manchas verdes y negras en la espalda y una llamativa banda naranja longitudinal que resulta muy curiosa.
Pero al igual que ocurre con el resto de los tritones, el tritón marmolaire no es un animal normalmente visible. Y es que, al ser anfibios, su epidermia no es totalmente impermeable, por lo que durante su funcionamiento en seco suelen presentar un claro riesgo de deshidratación. Para evitar este peligro, el tritón marmolaire también realiza una vida nocturna, manteniéndose durante el día bajo piedras o troncos, musgos o cualquier otro escondite. Sin embargo, este comportamiento cambia radicalmente cuando llega la primavera.
A partir de marzo y como respuesta a la necesidad de reproducirse, los tritones marmolaire se concentran en charcas y charcas formadas por agua inerte. Y es en esta época en la que los machos del tritón consiguen su aspecto más espectacular: como vestimenta nupcial, los testículos aparecen totalmente hinchados y a lo largo de la espalda y la cola desarrollan una excelente cresta dorsal como dragones de cuentos antiguos.
¿Para qué tanto suministro y ornato? Esto no es sólo un capricho: los tritones se reproducen con fecundación interna, pero como los machos no tienen penes, para poder llevar a cabo esta fecundación interna tienen que realizar complejas danzas de bodas. Cuando un macho se encuentra con otro tritón, primero lo conoce con el tacto y, tras darse cuenta de que es una hembra, se pone a cortejar con toda su intención: colocada delante de su compañero, la cola se tuerce y comienza a agitar violentamente, formando una corriente de agua con ella. En el transcurso de este trabajo, a través de las glándulas hedónicas situadas en el extremo caudal, envía a la hembra feromonas, mensajero bioquímico, informando de sus intenciones. Si la hembra está preparada para la fecundación, como respuesta afirmativa se acerca al macho y se coloca el extremo a la altura de sus testículos.
En ese momento el macho comienza a caminar lentamente por el fondo del agua, con la hembra por detrás, dejando un espermatoforo en el fondo del agua. Rápidamente comienza de nuevo a pie, con la hembra por detrás, y cuando su cloaca está sobre el espermatóforo, las dos se quedan agachadas, las espadas crujientes reciben el casquillo de espermio y las guarda en su interior.
Tras la fecundación, la hembra no quiere saber nada del resto de los machos. A partir de ese momento, sus obligaciones son diferentes, ya que en las próximas semanas deberá poner más de trescientos huevos (uno a uno y con mucho cuidado). Estos huevos suelen ser de color blanco amarillento y tienen un diámetro aproximado de 3 mm, estando protegidos externamente por varias capas gelatinosas transparentes. Pero estas cubiertas no son las únicas defensas del huevo. Aitzi, a la puesta, la hembra pega cada huevo en alguna de las hojas de las plantas acuáticas con especial cuidado, ya que la hoja recoge y protege completamente el huevo. De este modo, el huevo se mantendrá libre de los esfuerzos de muchos enemigos hasta que se desarrolle el embrión y se produzca la eclosión.
Las larvas que nacen de estos huevos tienen sólo 7 mm, pero poco después de nacer ya serán cazadores despiadados. Y es que, a diferencia de los caprichos de ranas y sapos, las larvas de los tritones son formas activas y territoriales adaptadas para la caza. Tienen las patas prenatales antes de nacer y las traseras las desarrollarán en breve. A la llegada del verano, estas larvas tendrán una longitud aproximada de 4 cm y se inicia la metamorfosis, perdiendo branquias externas y adaptándose a la respiración aérea, al tiempo que se realizan todas las demás adaptaciones necesarias para la vida seca.
Pero cuando las larvas dejan la charca y comienzan el camino a tierra, los adultos ya han vuelto a sus costumbres habituales. Durante el día se esconden en piedras, bajos de musgo y demás refugios esperando la noche, y sólo se inician en el mundo cuando, junto a la oscuridad, predominan el frescor y la humedad, cazando lombrices, bazos y demás invertebrados para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, cuando llega el otoño, a partir de octubre, y al igual que la mayoría de los anfibios, los tritones marmolaire buscan la protección adecuada para que se produzca el candelabro invernal, que se mantendrá en la hibernación hasta finales de febrero.
El tritón marmolaire es una especie muy extendida en el País Vasco, desde el nivel del mar hasta altitudes cercanas a los 1000 m. Dentro de estos límites no establece exigencias estrictas en cuanto a hábitat, y podemos encontrarlo desde pastos de los munos cantábricos hasta zonas áridas de las Bardenas. Sin embargo, el tritón marmolaire necesita de lagunas permanentes y saludables para la reproducción y el desarrollo de larvas, humedales que están desapareciendo constantemente y que cada vez son más escasos en la mayoría de las comarcas de nuestro País.
Ficha técnica Tritón marmolaire Especie: Triturus marmornago Familia: |