Ordenadores sin teclado

Hasta ahora siempre hemos visto los ordenadores con sus teclados, pero últimamente también han aparecido los que funcionan sin teclado. Conocen la escritura personal y recogen los datos directamente en la pantalla con un lápiz.

Antiguamente las máquinas de escribir mecánicas, como las antiguas Underwood, se utilizaron durante muchos años. Después, en la década de los 70, IBM sacó máquinas eléctricas de bolas y últimamente se han multiplicado los microordenadores para escribir textos. En el ordenador se pueden hacer muchas cosas a través del procesamiento de texto: cortar una parte, pegarla en otro lugar, cambiar los tipos de letra, aumentar el rango de líneas, etc. Sin embargo, tanto en máquinas antiguas como en el ordenador, siempre hay teclado para escribir el texto antes de imprimir.

Escrito a mano como en la pantalla en blanco, el ordenador sin teclado reconoce la escritura y la guarda digitalizada. Este texto se puede consultar informáticamente.

Sin embargo, hoy en día, en el que se están renovando las costumbres por doquier, aparecen ordenadores sin teclado. Gracias a los avances en miniaturización, los fabricantes de ordenadores han conseguido que máquinas tan potentes como las anteriores se hayan metido en un tamaño mediano y de 2 centímetros de espesor. Se pueden utilizar en el taller, en el bus, en la calle y en cualquier lugar. Y es que, sin llegar a los 500 gramos de peso, estos aparatos disponen de pantalla y unidad central de proceso. El teclado se sustituye por un lápiz que permite escribir directamente en la pantalla (como si se escribiera en la página). Bajo el nombre de Newton, Apple ha sacado este aparato. El PDA ( Personal Digital Assistant ) es la palabra que generalmente se utiliza para designar estos aparatos y consta básicamente de “hoja” (pantalla) para escribir el ordenador, la agenda y las notas.

Para utilizar estos ordenadores no hace falta saber mucho, ya que basta con saber escribir. Pero el ordenador tiene en su interior los sistemas informáticos más desarrollados: pantalla sensible, procesador RISC, redes neuronales, etc. Todos ellos son necesarios para llevar a cabo el trabajo que puede realizar cualquier niño, para conocer las letras escritas.

Esta operación la realizamos todos los días automáticamente cuando leemos, e intuitivamente identificamos más que letras. Cuando encontramos una palabra desconocida, primero tenemos que descifrarla y tomar conciencia de su significado, y luego la identificamos con facilidad. Conocemos los caracteres desde el contexto. Sin embargo, ¿cómo sabrá la máquina si I ( mayúscula i) o l (bilingüe minúscula)? ¿Es 0 (cero) o o o (vocal)? El ordenador, a decir verdad, no suele estar bien formado con inteligencia y suele ser difícil conocer la escritura.

Los ordenadores utilizan para ello los programas OCR ( Optical Character Recognition ). Estos programas se iniciaron en la década de los 80 con un futuro prometedor. En varios bancos, departamentos administrativos y oficinas se podían informatizar los documentos que contenían miles de toneladas de papel y, de paso, había un mercado de millones de dólares para los programadores.

Cualquier tecnología utilizada para el reconocimiento de caracteres tiene en primer lugar la etapa de numerización. El documento pasa por un escáner para extraer la imagen informática. Para esta operación el escáner dispone de una barra de diodos de luz que ilumina cada una de las partes del documento. La luz reflejada en el papel es analizada por el escáner, decidiendo si es blanca o negra.

Una vez finalizada esta operación, se trata de una imagen formada por puntos negros y blancos que no tienen ninguna organización lógica. El programa de reconocimiento determinará a continuación los caracteres de estos conjuntos de puntos. Una vez identificados los caracteres se codificarán en el sistema binario para su posterior utilización en el ordenador.

Existen dos sistemas de identificación de caracteres: el matricial y el topológico. En el sistema matricial, el programa contiene una lista o colección de modelos y compara cada carácter que encuentra en el documento con los que contiene en su colección. Hay muchos problemas. Por ejemplo, si los caracteres del documento están demasiado próximos entre sí, es difícil que el sistema los trate individualmente. En este caso encuentra un gran número de puntos y no se parece a nada de su colección.

Además, si el documento o papel original no es de buena calidad (papel malo, amarillento, etc.). si es así), es difícil identificar caracteres. Además, en ocasiones puede ocurrir que en el documento original se utilice un tipo especial de letra, y que el programa en su colección no lo tenga. En este caso el programa debe “aprender” estos caracteres. El programa muestra uno a uno los caracteres que no conoce y el usuario debe identificarlos desde el teclado. Los caracteres así identificados se añaden a la colección para que sirvan en una próxima ocasión.

El método topológico se basa en la definición lógica del carácter y en las líneas verticales, horizontales, curvas, líneas, etc. tiene en cuenta. El programa conoce estas formas básicas e identifica el propio carácter.

Mediante aproximaciones y afinos repetidos, estos programas identifican correctamente más del 96% de los caracteres. Esto significa que en la página normal escrita quedan 180 caracteres por término medio desconocidos. El lector normal se da cuenta fácilmente de esos errores y sabe cómo es el texto correctamente. Sin embargo, si este texto con errores tiene que ser posteriormente informatizado, el resultado obtenido en muchos casos no es aceptable. Por ello, se tiende a recurrir a redes neuronales para mejorar la identificación de caracteres. A través de estas redes, por ejemplo, si el carácter “o” es un círculo perfecto, se identifica como vocal “o” e identifica que si el círculo “0” no es perfecto es una cifra cero.

Las redes neuronales utilizan neuronas como elemento básico y están conectadas entre sí mediante sinapsis (Ver Elhuyar. Ciencia y Técnica. Número 79. Enero 1994. “Red neuronal artificial”. A. D. Tapia Florez). La principal barrera de este sistema es la necesidad de una gran capacidad informática, y los microordenadores que tenemos en la actualidad no llegan a ello. Una de las soluciones que se aplica actualmente es la mezcla de redes neuronales y métodos tradicionales. El programa lo identifica en una primera vuelta con un método matricial o topológico y después sólo se tratan los caracteres con problemas con redes neuronales.

La empresa Microsoft, que realiza el sistema operativo MS DOS de microordenadores, ha desarrollado su propio sistema. El programa analiza los caracteres de uno en uno y cuando encuentra alguna duda se sirve de la “metakaractera”. Por ejemplo, cuando tiene la duda de “ha(nr)i” (es decir, “n” o “r”) decide con un diccionario ortográfico.

Los programas de ordenador para conocer la escritura tienen ya numerosas aplicaciones en cualquier oficina. Una de estas aplicaciones es la de las oficinas de correos. De hecho, al colocarse el código postal en la portada, la distribución se realiza automáticamente. En los bancos también se utilizan sistemas automáticos de identificación de letras de cambio, pero por supuesto, estos sistemas no pueden contener errores debido a que el dinero está incluido.

Existen sistemas que conocen los datos introducidos manualmente. Al escribir los datos en una pantalla, éstos deben ser capaces de soportar los esfuerzos mecánicos que se producen en la escritura manual. Mediante estas pantallas, tablas o PDA se ha abierto una nueva era a la industria informática a través de programas de reconocimiento de escritura. El modelo Newton de Apple ha supuesto un gran avance. El precio de este ordenador sin teclado es de 1.000 dólares, pero está a punto de sacar el modelo EO y costará entre 2.000 y 3.400 dólares. Además de conocer la escritura, el teléfono y el fax estarán integrados y todo ello funcionará sin teclados ni cables.

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