Presbicia, vista cansada

Agirre, Jabier

Medikua eta OEEko kidea

El 48,7% de la población tiene fatiga visual, y si sólo se atiende a personas mayores de 42 años, el número de presbites (es decir, a personas que se encuentran en situación de presbicia o fatiga visual) es casi el 100% de la población. Sin embargo, la presbicia no es una enfermedad, sino una consecuencia lógica del proceso de envejecimiento.

A partir de los 42 años nadie se libra de la situación casi fisiológica de la vista cansada, ni de quienes han tenido una vista espectacular durante toda la vida. Y la razón es lo dicho anteriormente, que la presbicia no es una enfermedad, sino la consecuencia de la edad. Y con la edad el ojo pierde agudeza o agudeza y cada vez nos resulta más difícil leer, coser y hacer cosas así.

¿Por qué ocurre?

Con los años se pierde la capacidad de enfocar de cerca (40-45 años). El ojo tiene dos lentes: una se llama córnea y otra cristalina. Ambas nos permiten enfocar objetos o cosas para ver cosas cercanas o lejanas.

La córnea es una lente fija, pero la capacidad de concordia del cristalino nos permite verla de cerca. Con el tiempo, sin embargo, el cristalino pierde esa capacidad de concordia. Y eso genera presbicia.

¿Cuáles son los síntomas?

Presbicia fácil de detectar y diagnosticar. Somos conscientes de que cada vez tenemos más dificultades para ver bien de cerca, sin necesidad de acudir al médico. Tenemos que alejar las cosas para ver mejor. Por ello, a la presbicia también se le conoce como “síndrome de brazos largos” y es habitual que los brazos de lectura del periódico se coloquen en esa posición, alargados. Por otro lado, cada vez necesitamos más luz para leer. Pueden aparecer cansancio ocular, dolor de cabeza y otros síntomas.

¿Qué clase de gafas elegir?

Si se diagnostica la visión cansada, se deben tomar las medidas más adecuadas para corregir la visión.

Gafas de farmacia

Las lentillas no dan buen pie a la presión.

Son gafas preparadas con graduación estándar que se pueden adquirir directamente en la farmacia sin necesidad de realizar ningún tipo de revisión o revisión oftalmológica previa. Si el presbite no tiene ningún problema de visión a distancia, puede utilizar las gafas de farmacia sin ningún problema, ya que son muy similares a las que se le van a hacer en la óptica. Pero, por ejemplo, si tiene algo de astigmatismo, se sentirá más cómodo con las gafas de óptica, ya que además de la vista cansada, le corregirán ese otro error (astigmatismo).

Gafas tipo media luna

Son gafas convencionales de ampliación, pero su peculiar forma les permite mirar por encima de ellas. Son muy adecuadas para aquellos que no tienen ningún otro problema visual.

Gafas bifocales

Gracias a estas gafas se puede ver bien de cerca (usando la parte inferior de la lente) y de lejos (usando la parte superior). De este modo, la visión lejana y la cercana se pueden alternar y para conseguirlo basta con mover los ojos hacia abajo o hacia arriba. Sin embargo, tiene el inconveniente de que la línea que divide el cristal de las lentes en dos es muy espectacular, lo que a más de uno le ocurre estéticamente.

Gafas progresivas

Su funcionamiento es muy similar al anterior, pero existen otras zonas a utilizar para distancias intermedias entre la parte superior e inferior del cristal. Además, esta línea límite del cristal es menos espectacular y estéticamente más limpia que las anteriores.

Lo mismo para el ojo es llevar lentes progresivas o bifocales, pero las progresivas son más cómodas porque permiten una visión intermedia. A los 40 años, cuando todavía hablamos de una dioptría única, no hay problemas de visión intermedia, pero si la cuestión es de 2-3 dioptrías, queda un espacio o espacio entre las vistas cercanas y lejanas (y la lente progresiva cubre esa zona o espacio).

Lentillas progresivas

Presbicia fácil de detectar. Sin necesidad de acudir al médico, somos conscientes de que cada vez tenemos más dificultades para ver bien de cerca.

Las lentillas son una buena opción para aquellas personas que se preocupan por su aspecto y que consiguen adaptarse a ellas. Y no es fácil. En general, estas lentillas no dan buenos resultados. ¿Por qué? Porque tienen una graduación concentrada y, por tanto, el paciente tiene que aprender a verlos con ellos y no es tan fácil adaptarse. De media, sólo una de cada diez personas con presbicia se adapta bien a las lentillas.

Nuevos métodos

En el futuro, además de las gafas, se podrán utilizar otros métodos correctores. Actualmente se está estudiando la implantación de un gel en el caso del cristalino. El cristalino es como una bolsa llena de gelatina. Además, existe un músculo que contrae y alarga el cristalino y lo hace más grueso o fino, lo que nos permite enfocarlo de cerca. La intención de esta línea de investigación es sustituir el cristalino natural por un gel que tendría las mismas funciones que el cristalino aproximadamente.

¿Cuándo tengo que poner las gafas?

Cada persona decide el momento adecuado para poner las gafas: cuando se sienta necesario. Cuando nos damos cuenta de que nos resulta difícil o aburrido leer a la distancia habitual. Al principio, basta con alejar un poco los periódicos o los libros. Pero con tanta lejanía no podemos ver las letras pequeñas. Es el momento de empezar a pensar en poner gafas.

¿Perjudica la prematura colocación de gafas?

No es perjudicial. Pero es cierto que el ojo se acostumbra a las gafas y luego no puede funcionar sin ellas. Con las gafas cercanas podremos verlas o leerlas mucho mejor, pero también podemos acostumbrarnos a hacer menos esfuerzo y entonces el ojo se relaja y no puede funcionar sin gafas.

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