Luego habrás oído muchas veces, lector, que el papel desaparece. También hay quienes aseguran que eso no va a pasar. Nosotros antes de dar el salto al futuro echamos una pequeña mirada al pasado y al presente. De hecho, el hombre aprendió a utilizar el papel hace tiempo y hoy en día se gastan miles de toneladas diarias.
Los chinos inventaron el papel en el primer siglo después de Cristo. Pero no podemos decir que nuestros antepasados no conocieron hasta entonces ningún soporte para dibujar. 3.000 años antes de Cristo se dibujaban en tablillas de barro en Mesopotamia.
Este soporte era muy económico y de uso. Pero también tenía grandes desventajas; era incómodo guardar las tablillas y tenía que ser rápido a la hora de dibujar, ya que una vez seca la arcilla era imposible dibujarla. Ante las dificultades de la arcilla, nuestros pioneros buscaron un nuevo soporte: la planta papiro.
Esta planta, abundante en el delta del Nilo, era un soporte de mayor calidad que la arcilla. La palabra papel proviene precisamente del nombre de papiro. El uso del pergamino comenzó poco después de la planta de papiro. Fabricaban pergamino con piel de ternera y cordero y con el tiempo consiguieron pulir y blanquear el material grueso de papiro.
Tras el pergamino, los chinos consiguieron hacer papel, un soporte que hoy en día se encuentra en todas partes y que se ha convertido en imprescindible. Para la elaboración de este papel inicial se utilizaba el interior de la corteza de los árboles caducifolios denominados “marugado blanco”. Las fibras vegetales extraídas del marugo blanco y el agua se mezclaban para obtener la pasta. A esta pasta se le daba forma de hoja y al estar mojada se le permitía secarla durante un tiempo. Una vez echada la mayor parte del agua, la hoja se cogía con cuidado por los bordes y se colgaba del muro para secarla completamente al sol.
Así surgió el primer papel y durante siglos sólo pudo ser utilizado en China y sus territorios cercanos. VIII. Cuando a mediados del siglo XX el Imperio Chino comenzó a expandirse hacia el oeste, dio a conocer el papel en los países islámicos; en Damasco, Egipto, África del Norte y España. En estos lugares no conocieron el papel derivado del enmarañamiento blanco, sino el papel de esparto y el papel de lino.
El proceso de fabricación del papel es largo. Los troncos de árboles, sobre todo de coníferas y hojas caducas, deben convertirse en papel. No todo este recorrido se realiza tal y como se ha indicado anteriormente, es decir, mediante procedimiento manual. En la actualidad en los talleres de copas se utilizan procedimientos mecánicos y químicos. Sin embargo, en algunas fábricas todavía se fabrica papel a mano para conseguir una mayor calidad.
El primer paso para hacer papel es la molienda de las astillas del tronco. La madera molida se introduce en agua hirviendo, obteniendo una pasta viscosa. A esta pasta se le añade la cola, ya que al escribir o de cualquier otra forma al poner la tinta en la misma, la tinta no se expande y queda bien definida. La cola es una de las muchas sustancias que se mezclan en la pasta para hacer papel. Cada elemento que se mezcla con la masa tiene su función. La masa pasa por más de un tamiz; a veces esta mezcla es limpiada por algún elemento químico, a veces da color al papel, etc. Una vez tratada correctamente la masa se formará la hoja. El papel está mojado y hay que secarlo.
Para ello se recoge en los cilindros y se va secando poco a poco. Ahora se le da un toque final a este papel: secado total, calandrado o prensado, planchado y satinado, entre otros. Este último paso consiste básicamente en someter el papel a la presión de unos grandes y sólidos cilindros metálicos. El papel se sacará recogido en bobinas y luego se cortará en diferentes tamaños según las necesidades. Aunque no nos damos cuenta, podemos encontrar el papel por todas partes y utilizarlo para todo.
El conocimiento de los antecedentes y producción de este material tan apreciado parece, por tanto, importante. Pero, ¿hasta cuándo? ¿Dentro de veinte años volveremos a utilizar el papel? Se ha anunciado que este material cotidiano desaparecerá (o al menos se reducirá enormemente). Si eso es cierto, no necesitaremos papel para escribir la carta a nuestro amigo. También leerás en la pantalla del ordenador la revista que tienes en tus manos.