Martinica: Francia en América

Cuando tomamos el avión en el aeropuerto de Orly, poco sabíamos de Martinica. Sin embargo, como ya conocíamos otros pueblos bañados por el mar Caribe, no esperábamos demasiadas sorpresas. Tras hacer la escala en las azores, llegamos al aeropuerto de Le Lamentin. Nada más bajar del avión, una tormenta tropical nos dejó impregnada. Treinta grados de ambiente nos hicieron sentir las sensaciones de Caracas, México o La Habana. Sin embargo, había una diferencia con otros lugares, el olor. Después nos dimos cuenta de que la diferencia era más que en el olor.

Observaciones geográficas

La capital de Martinica es Fort-de-France, situada en el centro de la isla.

Esta isla, de 1.102 kilómetros cuadrados, es más larga que la extensa. Es una de las islas de las Pequeñas Antillas, con la isla Dominica al norte y la isla de Santa Lucía al sur. Como todas las islas de la zona es de origen volcánico.

Al norte de la isla se encuentran las montañas más altas, entre las que destaca “Mon Pelee”. Destaca en el paisaje una altura de 1.397 metros. En este norte montañoso predomina la selva tropical, con la humedad perfectamente conservada.

“Mon Pelee” rara vez aparece limpio, generalmente frena las nubes de la zona. En consecuencia, el norte de la isla es lluvioso.

En el extremo sur de la isla, las olas que vienen del este y del oeste crean espectaculares remolinos.

El sur es sabana y mucho más seco que el norte.
La capital de Martinica es Fort-de-France, donde viven 200.000 personas. Las otras 130.000 personas viven dispersas en la isla formando pequeños núcleos de población. Sin embargo, destacan ciudades como Sainte-Marie, Le Robert, Le Francois al este; Saint Pierre, Schoelcher, Fort-de-France y Bellefontaine al sur, Rivière-Pilote y Santa Lucía.

En el litoral suroriental hay grandes formaciones coralinas. Estas formaciones permiten recorrer cientos de metros desde tierra hacia adentro sin cubrir las aguas.

La sociedad como reflejo de la historia

Mon. Además de ser el volcán Pelee, es la montaña más alta de Martinica. A principios de este siglo este volcán destruyó en un trigo al Saint Pierre, principal ciudad de Martinica.

A esta isla llegó Colón en 1502, pero fue colonizada por los franceses. XIX. A pesar de la ocupación inglesa de principios del siglo, al final de la guerra entre Francia e Inglaterra, los franceses recuperaron el poder. Los esclavos negros que existían en aquella época alcanzaron la libertad y triunfaron en la isla. Por lo tanto, hoy en día predominan las razas negras en la isla y culturalmente la vida es francesa.

En cuanto a la población de origen, apenas hay indicios y esto es muy evidente, sobre todo para quien conoce otros pueblos del Caribe.

Economía

En la mayoría de las regiones tropicales la tierra es un elemento de reconocimiento. Plátanos, piña, aguacate, etc. se pueden ver nanos.

Los recursos tradicionales de los habitantes de esta isla han sido obtenidos gracias a la agricultura. Como en toda Centroamérica, la tierra es rica, por lo que se puede cultivar en ella cualquier cosa. Sin embargo, los productos agrarios más elaborados son la caña de azúcar, el plátano y el piña. Aguacates, naranjas, pomelos, mandarinas, etc. Se pueden ver en cualquier lugar.

Hay pocas industrias, pero, por citar alguna, las del cemento y la rumana.

En el Mar Oriental de Martinica existen grandes formaciones corales que permiten recorrer el mar cientos de metros.

En los últimos años la administración está impulsando el turismo. Para ello se ha mejorado mucho la red de carreteras y se han creado grandes infraestructuras hoteleras y de servicios.
Esta isla es administrativamente francesa y su nivel de vida es similar al francés. Esto tiene ventajas e inconvenientes para sus habitantes. Entre las ventajas destacamos la satisfacción de las necesidades sociales mínimas y el apoyo social que ofrece Francia. Entre las desventajas destaca su dependencia de Francia. Al tener un alto nivel de vida, la mano de obra es cara y, por tanto, los productos para la exportación (plátano, azúcar) son caros. Por otra parte, la economía generada por el turismo es también una economía dependiente, por lo que la participación de la metrópoli es imprescindible para mantener la estructura vital de Martinica.

Según lo dicho, Martinika es una colonia en la que la infraestructura económica que se ha construido ha hipotecado en gran medida las posibilidades de la soberanía.

Anthurium y mangosta son abundantes en esta zona. La primera, mientras tenía función ornamental, la segunda fue llevada de Europa para combatir las serpientes.
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