Lindane, entre el caos y la solución

Kaltzada, Pili

Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

¿Qué hacer con las tierras contaminadas con lindane? Es una de las principales problemáticas ambientales que tenemos en Euskal Herria. En el futuro se desarrollarán técnicas para la correcta gestión de los residuos, pero la administración dice que en este momento no hay más remedio que reservar tierras en los depósitos de seguridad. Sin embargo, grupos ecologistas y muchas asociaciones ciudadanas tienen discrepancias con ellos. En este artículo se recogen dos enfoques.

El problema necesita solución

El debate que se haya suscitado en torno a las celdas de seguridad para el almacenamiento de tierras contaminadas por residuos industriales (residuos de lindano, HCH o escorias y polvos procedentes de procesos inorgánicos y metalúrgicos) debe partir de dos puntos de vista paralelos. En primer lugar, es necesario conocer y tomar conciencia del problema, y sobre todo la toma de conciencia, ya que para encontrar soluciones hay que ir a aunar esfuerzos de todos (vecinos, grupos políticos, grupos sociales, etc.). ). Y por otro lado, para poder tomar la opción más adecuada de entre las opciones con un coste aceptable, es necesario conocer bien todas las técnicas disponibles.

Hace muy poco en Australia se ha hecho un debate similar al que tenemos aquí, pero con una pequeña diferencia: el problema que tienen allí son residuos que no se pueden tratar y el suelo aquí contaminado. Entre estos productos se encuentra el pesticida HCB, el lindane o el HCH.

A pesar de las diferencias, en este debate se extrajeron una serie de ideas y conclusiones que pueden servir para comprender mejor la situación de Euskal Herria:

  • La gente confía en los técnicos para solucionar el problema.
  • El ciudadano no es consciente de la gravedad de muchos problemas medioambientales.
  • La solución propuesta no es una solución puntual, sino la que se ha considerado adecuada a largo plazo.

Existe una metodología única de resolución de un problema ambiental, aplicable en cada periodo, que se centra en la prevención y el reciclaje. Cuando esto no sea posible, se deberá tratar de eliminar el propio producto o los riesgos derivados del mismo.

El problema que tenemos en la CAPV es complejo, tanto el HCH como el residuo de lindane están mezclados con escorias y polvos de acero procedentes de la producción de productos sulfúricos o incluso escorias de aluminio. Y en general, todas las consecuencias que ha dejado un modelo de desarrollo rápido que no ha mostrado ninguna preocupación por el medio ambiente. La herencia de entonces es la actual.

Si en este contexto tratamos de implantar la metodología anteriormente mencionada, vemos de inmediato que la prevención y el reciclaje no tienen cabida debido a la gran cantidad de residuos orgánicos e inorgánicos (HCH, hidrocarburos, metal pesado…) y a la mezcla de la tierra original. Por supuesto, esto nos exigiría una división en dos niveles: primero separar la tierra de los residuos y luego los propios residuos.

La separación entre residuos de diferente composición físico-química y el suelo se puede realizar mediante procesos térmicos, mecánicos y/o físico-químicos, pero teniendo en cuenta las peculiaridades de los vertederos existentes en la margen izquierda del río Nervión, no se pueden descartar los siguientes aspectos:

  • El porcentaje de residuos en esta comarca es muy elevado.
  • Si queremos separar los residuos puros y utilizarlos para su reciclaje u otros fines, no conseguiríamos una calidad mínima.
  • El coste de la separación del suelo y de los residuos sería enorme, no tendríamos un presupuesto asumible y recordemos que todavía habría que separar y gestionar los propios residuos.

Por lo tanto, no podemos eliminar los residuos, sino que deberíamos tratar de minimizar el riesgo y sus posibles impactos ambientales. Por lo tanto, la única solución que tenemos por ahora es acumularla en la celda de seguridad, siempre y cuando no se disponga de tecnología que no afecte negativamente al medio ambiente a unos costes aceptables. La Celda de Seguridad deberá cumplir con la estructura o instalación industrial, así como con las normas aplicables a cualquier estructura que contenga productos químicos. La cuestión que se nos presenta, por tanto, debe ser sencilla: el ciudadano debe saber cuál es el problema real y conocer cuál es la solución actual.

IHOBE

Yo trabajo día a día con Lindane y desde esa experiencia me he preguntado con frecuencia cuál sería el debate que se refleja en los medios de comunicación si IHOBE no hubiera dado ningún paso para solucionar este grave problema de contaminación en 37 emplazamientos de la CAPV. Nunca sabré para pedir soluciones que actuaran con la misma fuerza que demuestran para criticar las soluciones que queremos poner en marcha. Creo que hemos ideado y adaptado la versión autóctona del síndrome americano NIMBY (not in my back yard: no infraestructura junto a mi casa).

El americano NIMBY es discutible y el vasco EGEO (No junto a Gure Etxe) me parece esperpéntico. Frente a nuestras casas tenemos medio millón de toneladas de tierras contaminadas por HCH dispersas y algunas aparecen mucho más preocupadas por el detalle de la solución que por el problema actual. Este DOUE añade, pues, a la negación clásica que genera la infraestructura centralizada, que no queremos dar salida a un problema que sólo es nuestro.

Espero, en cualquier caso, que este debate sirva para que todos y todas maduremos más en la gestión ambiental, tanto a la hora de conocer los problemas y recopilar información, como a la hora de aprobar las soluciones existentes.

¿Qué es la Celda de Seguridad?

Las celdas de seguridad son estructuras que permiten almacenar las sustancias o materiales peligrosos tal y como lo requieren sus características y riesgo potencial. Es decir, son estructuras que aíslan estas sustancias e impiden que lleguen al medio.

Para la construcción de la celda de seguridad se debe seleccionar en primer lugar la ubicación adecuada. Una vez realizada la selección se prepara el terreno y se coloca la capa aislante del suelo. Esta capa aislante es una estructura compuesta por componentes naturales, sintéticos y minerales que impiden que los residuos lleguen al medio. Por ello, debe ser totalmente impermeable. Para proporcionar la máxima seguridad posible, la capa aislante se compone de una capa de polietileno de alta densidad de espesor milimétrico y medio, una capa mineral y una capa natural.

Además, para evitar que la capa se perfore, se intercalan geotextiles. Una vez colocada la capa inferior aislante, se coloca el sistema de drenaje o control de los lisibiados. El sistema de drenaje tiene como objetivo la eliminación del agua filtrada y de los residuos almacenados durante la construcción del depósito. Para ello, entre varias capas de materiales permeables como la arena o la gravilla se dispone una red de tuberías que facilita la evacuación del agua, unida a un sistema de desagüe que recoge y controla todos los líquidos drenados.

Una vez finalizada la capa de drenaje inferior se coloca otro geotextil sobre el que se depositan las tierras contaminadas por HCH. Una vez extraídas las tierras contaminadas de la zona de vertido y transportadas al emplazamiento del depósito, se nivela el suelo y se aplasta hasta formar capas de unos 40 centímetros.

Todo el personal que realice tareas de extracción, transporte y almacenamiento de tierras contaminadas debe adoptar medidas de seguridad como la protección del rostro y el turbomotor provisto de filtros de carbón activo.

Una vez depositados los residuos en su emplazamiento, se colocará la capa superior aislante para evitar la entrada de agua de lluvia al depósito. Al igual que la capa inferior, se compone de componentes naturales, minerales y sintéticos, adoptando las mismas medidas de control que se han adoptado para la colocación de la inferior: geotextil y drenaje superior. Por último, todo el almacén se cubre con tierras y se siembran plantas para restaurar el entorno.

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