Steven B. De la mano de Karch hemos tenido la oportunidad de leer un recorrido ameno y ácido sobre la historia de la cocaína ( The history of cocaine toxicity. Human Pathology 1989 20:1.037-1.039). En él, además de las pinceladas históricas, el problema se plantea hoy como uno de los mayores dramas de la salud pública; el National Institute on Drug Abuse de USA estimaba en 1974 que en Estados Unidos había 5,5 millones de consumidores de cocaína. Esta cifra fue de 21,5 millones en 1982 y de 25 millones en 1986. En 1987 se contabilizaron 1.700 muertes relacionadas directamente con la cocaína.
La mayoría de los consumidores actuales consumen dosis y concentraciones muy superiores a las consumidas hasta la fecha reciente, probablemente debido a la disminución del coste y a la mayor facilidad de acceso a la droga.
Sin descartar ni despreciar en absoluto la importancia epidemiológica y sanitaria del problema, hoy vamos a realizar un viaje a través de la historia de la cocaína, siempre sin olvidar el ya mencionado Steven B. Basado en el trabajo de Karch.
El término coca proviene de la palabra khoka utilizada por los indios andinos para designar los árboles. Cuando los españoles llegaron a Perú en 1500, sus indios llevaban miles de años consumiendo cocaína. La cantidad era pequeña: cada día se masticaban unas 60 g de hojas, es decir, entre 200 y 300 mg de alcaloide. La cocaína provoca una vasoconstricción local, por lo que el alcaloide se absorbía lentamente a través de la mucosa bucal, sin provocar efectos patológicos.
Hay pruebas históricas que nos demuestran que los indios aplicaban saliva con altas concentraciones de coca a las heridas, obteniendo así anestesia local. De la misma manera, la anestesia obtenida con la cocaína puede explicar por qué los médicos incéntricos hacían trepanaciones craneales a menudo.
La entrada de la cocaína a Europa dio un nuevo impulso a la historia. Desde el punto de vista médico, un hecho destacable fue que Al-bert Nieman, el joven graduado en farmacología de Götingen, aislaría el alcaloide de la cocaína hacia 1860.
En 1863 el francés Angelo Mariani comenzó a comercializar un vino reforzado con extractos de hojas de coca. Diez años después, este vino obtuvo un gran éxito en Estados Unidos, donde los médicos aconsejaban como remedio para muchas enfermedades. Fue muy utilizado como tratamiento en la situación de abstinencia de los consumidores de opio.
En 1885 John Styth Pemberton registró el producto french wine cola para hacer competencia al vino Mariani. Por motivos comerciales, el vino fue sustituido por la cafeína. Al año siguiente el producto fue denominado Coca-Cola, comercializándose inicialmente como elixir terapéutico. Pero después, cuando Candler lo compró, intentaron subrayar su capacidad para crear placer. Actualmente Coca-Cola se prepara con hojas de coca, tras la extirpación del alcaloide.
Hasta 1890-1900 el consumo de productos con cocaína era bajo. Pero a partir de entonces la situación cambió bruscamente. Los fabricantes de medicamentos empezaron a incorporar cocaína a varios farmacéuticos: un remedio contra el asma, como el del doctor Tucker, contenía 420 mg de cocaína para la crianza, 8 veces más que el vino Mariani. Además, se recomendaba que este remedio y similares se podía utilizar directamente sobre la mucosa nasal.
Por todo ello, las importaciones de cocaína crecieron espectacularmente y comenzaron a aparecer las primeras muertes: 2 casos en 1893, 6 casos en 1895 y 1910 las muertes relacionadas con la cocaína fueron 26.
En la actualidad, los consumidores de cocaína afirman haber llegado a utilizar varios gramos una tarde. Para que muchos especialistas forenses, la mayoría de ellos, reconozcan que la muerte es causada por la cocaína, la concentración en sangre debe superar los 5 mg/l. Sin embargo, cada vez es más aceptado que las concentraciones mínimas de cocaína en los consumidores crónicos también son capaces de provocar la muerte de forma brusca.
Desde la aparición del llamado crack se ha producido un aumento de la toxicidad, ya que este tipo de drogas se prepara para su quema, obteniendo así concentraciones muy altas en sangre con rapidez. Pero este problema queda fuera de los límites de nuestro trabajo actual y, por otra parte, Elhuyar ya ha sido tratado. (ver Elhuyar. Ciencia y Técnica. Número 35. Mayo de 1990. Droga Crack, última plaga 26-28. pág. ).