Sabemos que con el calor las bacterias se multiplican, por lo que durante el verano los alimentos pueden deteriorarse en poco tiempo (pocas horas). Las toxiinfecciones alimentarias son frecuentes en verano, ya que cuesta mantener los alimentos en buen estado. A menudo, y sin darnos cuenta, dejamos los alimentos cocinados a temperatura ambiente, y con los calores del verano los microorganismos se multiplican muy rápido, por lo que después de unas horas esta comida no se puede volver a consumir.
El origen de estas toxiinfecciones es generalmente digestivo (comida contaminada, en mal estado por consumo) y los síntomas son diarreicas, vómitos, dolor de estómago y aumento de la temperatura (fiebre). El malestar no aparece inmediatamente después de comer comida contaminada, sino en horas (puede haber entre 2 y 40 horas). Este cuadro tiene una duración de uno o dos días y después desaparece lentamente. En algunas personas pueden aparecer complicaciones.
Al igual que ocurre con otras enfermedades, las consecuencias en niños y mayores suelen ser más graves.
En los primeros porque su sistema de defensa sigue incompleto; en los del segundo grupo, precisamente por la razón inversa, es decir, porque sus defensas han bajado.
En estos grupos de edad, además de aumentar el número de intoxicaciones alimentarias, se incrementa el riesgo de que queden secuelas. Una vez producida la toxiinfección, tiende a ser crónica, es decir, el microorganismo se queda en el cuerpo y su sistema defensivo no es lo suficientemente potente como para expulsar el germen. Por ello, en estos casos el tratamiento farmacológico suele ser la administración de antibióticos. Si el germen es una bacteria, hay que mantenerla durante mucho tiempo.
Salvo casos excepcionales (o de personas en situación extrema) en los que hay que llamar inmediatamente al médico, en el resto de los casos la ingestión de comida en mal estado no produce efectos extraños. No obstante, si los síntomas duran más de tres o cuatro días y no presentan signos de atenuación o disminución, será preferible consultar al médico, ya que el riesgo de deshidratación está ahí.
En algunos casos no es difícil sospechar que la comida está deteriorada, ya que ha perdido su color o aspecto original, está enmohecida o tiene un sabor raro (o desagradable). Pero en muchos otros casos, la presencia de microorganismos no nos aparece en absoluto, ni nos acordamos de ello. Por ello, y dado que prevenir es mejor que ir tomando remedios, conviene seguir unas sencillas y sencillas medidas. Teniendo en cuenta esto, circulará sin ningún problema. ¡Feliz!
- Los alimentos perecederos deben conservarse siempre en nevera. Déjalos enfriar recién hechos (cocidos, hervidos o fritos inmediatamente) y después manténgalos en frío. Conviene mantenerlo siempre cerrado o cubierto, y si es posible sin contacto, especialmente si uno está crudo y el otro es cocinado previamente.
- Tampoco deberían consumirse después de mucho tiempo en el frigorífico. La proliferación de microorganismos a alta temperatura es rápida, pero tampoco están completamente muertos a baja temperatura, por lo que durante su estancia en el frigorífico, a pesar de su lentitud, han continuado aumentando, por lo que no deberíamos consumir alimentos que han permanecido en el frigorífico más de cuatro días (cocinados previamente).
- Cuidado con el transporte. Si compramos congelados, no conviene pasar demasiado tiempo hasta que los cogamos de la tienda y los metemos en el congelador de tu casa.
- Si se trata de latas, el envase no debe tener ningún agujero, escalón o abombamiento. Las latas deben almacenarse en un lugar seco sin humedad, lo más alejado posible de fuentes de calor (cocinas, etc.).
- Se recomienda consumir en el lugar donde se elaboran los refrescos artesanales, no industriales, ya que su transporte puede ser problemático (no suelen contener conservantes).
- Cuidado con los helados. Los helados de los vendedores ambulantes no son sometidos a controles tan estrictos, por lo que en estos casos es necesario repasar el estado de conservación y venta del mismo producto.
- Los moluscos o mariscos tampoco están fuera de peligro. Siempre deberían tener una garantía mínima de salud y si tienes dudas, es mejor volver a cocinar en casa, aunque comerías crudas más a gusto.
- Pero los huevos y las mayonesas son la causa de la mayoría de las intoxicaciones alimentarias y casi siempre la salmonella es el germen que contamina. Si se prepara una tortilla debe estar bien hecha y no con huevo casi crudo. Si estás en un restaurante y el que te ha sacado tiene mal aspecto (poco hecho o bastante crudo), rechazarlo motivadamente. No cocinar con huevo crudo para evitar problemas. Las mayonesas industriales suelen estar preparadas con muchos aditivos o aditivos, por lo que es más difícil la proliferación de bacterias. No obstante, dado que las mayonesas de la casa suelen ser más dulces, los huevos utilizados deben ser siempre frescos, siempre limpios desde fuera y sin ningún tipo de grietas o fisuras. Conviene añadir limón y/o vinagre a la mayonesa, no guardar nunca los sobrantes para otra ocasión y, si es posible, cocinar y servir antes de comer.