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La mayoría de los ordenadores que actualmente se encuentran en el mercado utilizan los procesadores de la empresa Intel. ¿A quién no le han hablado Pentium, Pentium MMX o Pentium II, o cuando los microprocesadores Celeron y Xeon más recientes han ido a comprar un PC? Hasta ahora el hecho de que un PC tuviera un microprocesador de la marca Intel era considerado un símbolo de calidad y así se indicaba además en el exterior del ordenador. Hoy en día, sin embargo, Inteli ha sido objeto de enemigos, ya que las empresas estadounidenses Cyrix y AMD han eliminado una parte importante del mercado ofreciendo chips más baratos con prestaciones similares.
Es evidente que los fabricantes de ordenadores han optado por abaratar los precios, garantizando que mantienen las prestaciones hasta el momento. Esto ha sido posible gracias a la aprobación de los chips de las empresas Cyrix y AMD, sin mirar la marca de los microprocesadores. Por ejemplo, la empresa Compaq Computer, la que más ordenadores vende en el mundo, incorpora el chip de Cyrix en su Presario 2100; incluso en algunos ordenadores de la serie Aptiva de IBM, el usuario prudente encontrará el chip K6 de AMD.
Sin embargo, Intel no ha quedado atrás. A la vista de todo ello, ha querido demostrar en dos ámbitos que todavía hay quién en el mundo de la informática. Por un lado, ha lanzado el microprocesador Celeron a 266 MHz, pero los expertos aseguran que este nuevo chip es más lento que el MMX antiguo y el K6 de AMD a 200 MHz. Por otro lado, con el objetivo de cerrar el camino a estas empresas, Intel ha dejado de producir Pentium y Pentium MMX limitando su oferta a los procesadores Pentium II.
Hasta la llegada del procesador Pentium II, los microprocesadores de Intel estaban situados en un zócalo que cualquier otro fabricante podía utilizar. Sin embargo, los Pentium II vienen ubicados en una placa de Intel protegida por patentes. Y ahí está precisamente la colina. Cyrix y AMD afirman que sus chips pueden funcionar en el mismo zócalo y Intel no. No suele ser nada fácil actuar con claridad en este tipo de cuestiones; de un modo u otro, al igual que en el caso de Microsoft, ante el monopolio de las empresas, los usuarios normales podemos ser, sin duda, perdedores.
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