Muchos, y desde muchas diferencias y puntos de vista diferentes, se ha hablado sobre la catástrofe de Doñana. Quitar importancia a lo ocurrido, dar importancia, criticar, aplaudir las medidas adoptadas, ir a ver los daños, patinar para no tener que hacer ninguna declaración… de todo.
No podemos dar cuenta de todo esto en estas páginas, pero si podemos dar algunas pinceladas sobre los informes publicados por un grupo de expertos al menos.
Téngase en cuenta que los informes han sido elaborados por la Comisión constituida por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, por lo que siempre estarán cerca del mensaje oficial. Sin embargo, en la decisión de limpiar el agua tóxica, no se ha atendido el consejo de este Consejo de usar la cal, sino que se decidió sustituir por carbonato tóxico. La comisión estuvo formada por 18 personas expertas (químicas, biólogos, peritos agrónomos, directores de parques naturales…). La situación se debió a la ruptura de la presa de Aznalcóllar, que estudió cómo actuar ante la situación. Las principales conclusiones obtenidas por la Comisión del Consejo Superior de Investigaciones Científicas son:
Las medidas adoptadas para hacer frente a la situación de emergencia han sido adecuadas para evitar un mayor problema ambiental (29 de abril).
Las medidas adoptadas por el Ministerio de Medio Ambiente y la Consejería de Medio Ambiente, además de marcar el límite geográfico del problema, han facilitado la eliminación de los residuos generados en la zona (5 de mayo).
El aumento del pH del agua permitiría la precipitación de los metales y la inmovilización del sedimento. Esto debería realizarse hasta la parte alta del río. Una vez disminuida la cantidad de agua, con una menor concentración de metales, se podría retirar el lodo con herramientas mecánicas (29 de abril).
Al no haber realizado ningún tratamiento químico al agua de presa, se ha destacado el aumento de la acidez del agua. Este incremento de la acidez se ha asociado a la lixiviación del lodo que arrastra el agua desde arriba. Una vez movidos los lodos, se espera que el lixiviado se anule, por lo que habría que estabilizar la acidez del agua captada. Una vez más, se recomienda tratar el agua químicamente, vaciando 2,5 hectómetros cúbicos de agua almacenada antes de la época de lluvias para poder retirar el lodo existente en la parte superior. El tratamiento de esta cantidad de agua supondría la emisión de 2.000 toneladas de cálido oxico, fragmentado, limitando el agua en diferentes partes a pie de presa. El agua extraída por decantación se debería llevar a un canal de piedra caliza que actuaría como filtro (5 de mayo).
A pesar del incremento del pH del agua, la concentración de metales no ha disminuido, por lo que sin tratamiento previo no habría que echarlo al río Gualdalquivir, ya que sería muy peligroso. Como se ha comentado anteriormente, si se optara por el vertido de agua, sería necesario un tratamiento químico previo, empleando los métodos habituales de decantación de metales (22 de mayo).
Una vez adoptadas estas medidas de emergencia, se debería proceder a la instalación de una depuradora de las aguas afectadas (5 de mayo).
Los lodos y el agua que se encuentra en la propia presa deberían ser tratados mediante procedimientos químicos, sin que se extraiga nada (29 de abril).
Debido a que este agua contiene metales pesados y una gran acidez, su vertido al río Guadalquivir causaría un gran impacto sobre el ecosistema (5 de mayo).
La retirada de los lodos debe realizarse teniendo en cuenta, en primer lugar, la elevada toxicidad de los mismos, por lo que deben adoptarse medidas de seguridad estrictas.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que no será posible sacar todo lo contaminado antes del otoño, por lo que se debe priorizar la limpieza de las zonas potencialmente nocivas para el hombre y el agua (5 de mayo).
Gran parte del lodo de pirita está formado por partículas muy pequeñas, que pueden ser ingeridas a través de la bobina, por lo que son muy peligrosas. En consecuencia, es necesario que el personal que está realizando la extracción cumpla con todas las medidas de seguridad necesarias.
Todas las pruebas de lixiviación del lodo muestran que son metales de gran movilidad, lo que confirma la necesidad de retirar los lodos lo antes posible (12 de mayo).
Es necesario realizar un seguimiento de los elementos contaminantes tanto del ecosistema como del agua y alimentos destinados al consumo (29 de abril).
No se podrá eliminar todo lo contaminado, por lo que es necesario realizar un seguimiento (5 de mayo).
A corto y medio plazo, para hacer lo que hay que hacer siempre habría que utilizar tecnologías blandas que respeten el medio ambiente (29 de abril).
La antigua mina de Aznalcóllar puede ser un buen lugar para dar una ubicación provisional al lodo resultante (5 de mayo).