Volvemos a dar otro detalle de nuestra galaxia; como en otros casos, el detalle que presentan otras galaxias espirales. Por supuesto, los problemas a investigar todavía son muchos y muy importantes, pero en esta ocasión nos vamos a ocupar de uno que ha obtenido la confirmación de las observaciones recientemente, aunque todavía no esté todo claro.
Al hablar del Sol y del Sistema Solar, muchas veces hemos mencionado el viento solar, el flujo de las fracciones que emite nuestra estrella. En general podemos hablar del viento estelar y hablamos de un problema de este tipo en el artículo dedicado a los límites del Sistema Solar. Al pasar al nivel de las galaxias es lógico discutir el problema de la existencia del viento galaxi. Este viento sería el flujo de las fracciones producidas por los fenómenos violentos que se producen en el núcleo de la galaxia y se expandiría a través de ella en forma de anillo.
Parece ser que lo que hasta ahora era sólo una conjetura teórica se ha confirmado experimentalmente. Dos investigadores del Instituto Astrofísico de las Islas Canarias, John Beckman y Casiana Muñoz, han confirmado, mediante observaciones realizadas con el telescopio Newton, la existencia del mencionado viento galáctico. La afirmación se ha obtenido en la galaxia NGC 6946. En él se ha medido la velocidad del viento que se propaga hacia el exterior de la zona, alcanzando una velocidad de 120 km/s. Esta afirmación experimental ha llevado a los investigadores a proponer un modelo de evolución para las galaxias espirales.
En su opinión, la alta densidad de mates en los núcleos de las galaxias espirales produce una alta producción de estrellas. Al mismo tiempo, las supernovas se producen a un ritmo vertiginoso. El viento galáctico es el viento estelar que se produce al iniciarse las reacciones nucleares en el proceso de formación de las estrellas y al encenderse por completo la estrella, y la materia que se arroja al espacio como consecuencia de las explosiones de supernovas, que arrastran el gas del núcleo. Este empuje del viento afectaría a otro procedimiento de afirmación experimental: el aumento de la densidad del flujo generado por el viento alrededor del núcleo. Esta última favorecería la formación de estrellas formando un anillo en esta región alrededor del núcleo.
Como decíamos, este anillo se ha visto en galaxias espirales, como la NGC 4736, donde se ha medido que se expande a 50 km/s. El radio del anillo es mucho mayor en esta galaxia que acabamos de mencionar que el anterior NGC 6946, y es mucho mayor el que se ha encontrado en la galaxia NGC 7331, en este caso sin velocidad radial. En consecuencia, podríamos hablar de una secuencia temporal, si estas tres galaxias estuvieran en diferentes estados evolutivos. El proceso comenzaría con el viento que partía del núcleo formando un anillo estático al final. Esta evolución, además, resultaría más lenta en las galaxias espirales tipo Sa que en las de tipo Sc, ya que la masa de las galaxias baja en la misma dirección. Sin embargo, si se da un tiempo de permanencia reducido, podríamos hablar de 100 millones de años.
Si esta teoría fuera válida, los anillos vistos hasta ahora en las galaxias no deberían ser considerados como un caso especial, sino como consecuencia de su dinámica. Hace tiempo, hace casi 40 años, también se descubrió un anillo a través de los radiotelescopios. Este anillo de brazos se encuentra a unos 20.000 años luz del centro y su velocidad de expansión es de 30 km/s. Podemos decir, por tanto, que seguirá creciendo, pero no podemos dar un cuadro más detallado de su evolución.
EFEMÉRIDESSOL El 21 de mayo entra en Géminis 13h 20min.
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