Hasta que sembra la semilla de la lechuga y finalmente sale empaquetada, la fábrica es manejada por siete robots, sin que la persona toque la planta. Para ello se utiliza una gran sala en la que el aire está libre de pesticidas. Los captadores miden constantemente la humedad, la temperatura (que debe ser de 21ºC), la cantidad de CO 2 y la concentración y pH de la solución alimentadora.
La información enviada por los captadores se analiza automáticamente en el centro de control y se tramitan automáticamente las correcciones necesarias. La sala se ilumina artificialmente con una lámpara de vapor de sodio de 360 W durante doce horas al día.
Tras pasar la semilla de un robot a otro una y otra vez (son un total de siete robots), al final sacan una preciosa lechuga, hasta sacar 252 lechugas semanales en una habitación de 257 metros cuadrados.
Esta planta de extracción automática de lechugas ha sido diseñada por Kyushu Electric Power y cuenta con la colaboración de la empresa industrial Mitsubishi Heavy y la fundación Kumamoto Technopolis. Ha costado cerca de 130 millones de yenes (110 millones de pesetas o 5,5 millones de libras). Los ensayos comenzaron en 1992 y se probarán otros tres años hasta la comercialización de esta planta de crecimiento automático de lechugas en 1996.