Tratando de conservar la abeja de Euskal Herria

La abeja negra es la abeja que naturalmente se ha naturalizado en Euskal Herria, conocida por los científicos como "abeja de linaje M" (Apis mellifera mellifera y Apis mellifera ibérica). Se extiende por el oeste de Europa, desde el sur de la península Ibérica hasta el sur de Suecia, y desde las islas Británicas hasta el norte de Polonia y el este de Rusia.

En los últimos años la zona de distribución de la abeja negra se está reduciendo y fragmentando notablemente. La principal razón para ello son las nuevas técnicas de cultivo y, sobre todo, la importación de abejas no negras extrañas. Hace unos 10 años murieron numerosas abejas negras afectadas por la barroasis (Varroa jacobsoni) y, posteriormente, numerosas abejas del linaje C, abejas del este de Europa, importaron al oeste de Europa. Además, en los últimos años se ha incrementado la tendencia a la importación de reinas y a la trashumancia. Todo ello ha supuesto un aumento de las colonias híbridas. Estas colonias híbridas se entrecruzan con las colonias locales y, en consecuencia, la abeja negra está sufriendo una alarmante erosión genética en Europa.

País Vasco: tierra ideal para proteger a la abeja negra

Sin embargo, hay regiones que han sufrido una erosión baja y que pueden recurrir a estos "depósitos" de variabilidad genética para proteger a la abeja negra, como es el caso del País Vasco.

Si bien en Euskal Herria se realizan importaciones, todavía es la abeja autóctona la que más se explota. La dificultad de acceso a algunas regiones, la conservación realizada por muchos apicultores y el desarrollo técnico simple de muchas explotaciones han contribuido a la conservación de las abejas adaptadas al ecosistema.

Es más, en Euskal Herria se superponen las dos principales regiones biogeográficas europeas: la atlántica y la mediterránea. En consecuencia, las condiciones ecológicas de nuestro territorio permitirían la aparición de la diversidad interna.

Por último, los apicultores de Euskal Herria están muy bien organizados y se está haciendo cargo de la conservación de la abeja negra.

Estas condiciones no son fáciles de encontrar, pero son imprescindibles para la recuperación, conservación y mejora de la abeja negra.

Por tanto, en Euskal Herria tenemos una oportunidad única para conservar y revitalizar el patrimonio genético de la abeja negra.

Razones para proteger a la abeja negra

En la actualidad la Tierra está perdiendo drásticamente su biodiversidad. Asimismo, en los últimos años se ha generado un especial interés en la recuperación y recuperación de las razas autóctonas de los animales domésticos y la especie Apis mellifera no es una excepción. De hecho, numerosos expertos han destacado la necesidad de proteger sus poblaciones.

Por otro lado, la protección de la abeja autóctona no sólo consigue mantener la diversidad de esta especie. La conservación de Apis mellifera, principal agente polinizador del ecosistema, tiene efectos positivos sobre la conservación y el desarrollo de todo el ecosistema. De hecho, la abeja tiene sincronizada su ciclo biológico con el ciclo climático anual de una determinada zona y con la fenología de las plantas2. Por tanto, la abeja es clave y su desaparición tendría consecuencias terribles para la naturaleza, y por tanto para el ser humano.

La tercera razón para proteger a su abeja es la económica. La mayoría de los apicultores de Euskal Herria son partidarios de una apicultura no intensiva y la abeja que aman es aquella que se desarrolla de forma natural y requiere poca atención. Su abeja cumple estas características: produce la miel de forma regular y requiere poca dedicación y atención.

La protección de la abeja autóctona tiene como objetivo el mantenimiento del patrimonio genético de la abeja, permitiendo así la posibilidad de abejas adaptadas a zonas especiales. En este contexto es imprescindible analizar la variabilidad genética de la especie.

Análisis de la variabilidad genética

Durante mucho tiempo, la morfometría o biometria3 ha sido la única herramienta disponible para describir la variabilidad genética de la abeja. El reciente desarrollo de marcadores moleculares ha permitido profundizar en el análisis de la diversidad de la abeja. En particular, el ADN mitocondrial (DNAmit) y las secuencias microsatélites se utilizan en la actualidad para analizar la diversidad de la abeja.

El modelo de la historia evolutiva de Apis mellifera, representada a través de estos tres tipos de datos, es similar. Las 24 subespecies de la abeja que se han caracterizado por su morfología se pueden agrupar a su vez en tres linajes evolutivos: el linaje africano (A), el linaje del norte del mediterráneo (C) y el del oeste de Europa (M) (ver figura 1). El nombre común de la abeja del último linaje es la "abeja negra". Por tanto, la abeja de Euskal Herria es de linaje M. En cuanto a la variabilidad genética, las poblaciones del linaje M presentan menor variabilidad que las de los linajes A y C. Parece ser que durante la última glaciación las poblaciones del oeste de Europa sufrieron el fenómeno de la llamada carga de botellas: la abeja negra se "protegió" del frío en el sur de Francia y en la península ibérica, reduciendo considerablemente el número de individuos de la población (y por tanto la diversidad genética). Posteriormente, con el calentamiento climático, la abeja negra recolonizó el área de distribución actual.

Siguiendo con el linaje M, se pueden distinguir dos subespecies en base a los trabajos realizados por Garnery et al. en 1998 utilizando DNAmit y microsatélites (ver figura 2): Apis mellifera mellifera y Apis mellifera ibérica (el segundo sólo se encuentra en la península ibérica). En estos trabajos se recogen los datos de una muestra tomada en Donostia. A partir del ADN mitocondrial, la muestra de San Sebastián se agrupa en población A. m. mellifera.

Por el contrario, según estudios de microsatélites, la muestra de San Sebastián se encuentra entre las subespecies A. m. mellifera y A. m. iberica. La divergencia de ambos resultados hace necesario profundizar en el análisis del patrimonio genético de la abeja en Euskal Herria. Es decir, el análisis genético de más marcadores y el estudio de más poblaciones son fundamentales para establecer la relación filogenética definitiva de la abeja en el País Vasco4.

Proyecto de apicultores del País Vasco: ejecución de zonas de conservación

Si la conservación de la abeja es importante, es más importante conservar el linaje que está sufriendo la menor diversidad y la mayor hibridación, es decir, el linaje M o la abeja negra. Es más, en la conservación del linaje M será clave mantener su variabilidad interna, para lo que es imprescindible proteger poblaciones de abeja con peculiaridades genéticas en determinadas zonas.

En ello consiste el objetivo del proyecto impulsado por la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa (AEE): Recuperación y conservación de la abeja negra del País Vasco. En primer lugar, la Asociación aprobó en 1997 el plan de recuperación de la abeja y completó la estructura organizativa de los apicultores participantes.

Ese mismo año, los miembros de la asociación comenzaron a buscar a la abeja negra local que, supuestamente, pudiera tener peculiaridades genéticas. Empezaron a buscar las abejas negras salvajes que se encuentran aisladas geográficamente y que por tanto han sufrido una mínima externalidad. Por ejemplo, en las inmediaciones de los montes de Goizueta se localizaron y adquirieron colmenas abandonadas. En la misma línea, en 1998 se compraron dos apeteras abandonadas en O–ati. En ella habitan un total de 16 colonias sin ningún tipo de tratamiento frente al barroasis.

A principios de 1999 unas pocas abejas de Goizueta y O–ati fueron enviadas al laboratorio "Populations GŽnŽtique et Evolution" del CNRS de París. Presencial L. Trabaja el Dr. Garnery, encargado del estudio genético-molecular de las poblaciones de Apis mellifera y responsable de los espacios de conservación de la abeja negra que se están desarrollando en Bélgica y Francia. Según los análisis, el grado de hibridación (externalidad) en las zonas seleccionadas es muy bajo, lo que constituye una condición indispensable para su uso en el proceso de recuperación.

En la actualidad, partiendo de este material, se pretende aumentar el número de colmenas y extenderlas en las comarcas de Goizueta-Artikutza y O–ati-Arantzazu, que se quieren convertir en futuros centros de conservación (ver ).

Se trata de ubicar las zonas de conservación de Goizueta-Artikutza y O–ati-Arantzazu en los Parques Naturales del entorno. Por un lado, las normas específicas necesarias para la conservación de la abeja se cumplirán más fácilmente si se incorporan a la normativa general de parques naturales y, por otro lado, por la capacidad polinizadora de la abeja, la presencia de la abeja en ella beneficia a todo el ecosistema y, por tanto, al parque natural. Asimismo, la orografía de los dos espacios de conservación elegidos parece adecuada para el crecimiento aislado de la abeja autóctona, ya que los montes circundantes protegen de la acción exterior y parecen tener un tamaño suficientemente grande para el correcto desarrollo de las poblaciones de abeja.

Análisis genético de dos poblaciones de abejas

Se ha iniciado la selección de abejas en las zonas de conservación. Para ello, en primer lugar se ha querido conocer el patrimonio genético de todas las colmenas presentes en el área de conservación. Con este objetivo se han analizado todas las colonias localizadas en ambas zonas. El Departamento de Biología Animal y Genética de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha realizado un análisis del ADN mitocondrial de 420 colonias. En cuanto al trabajo exterior, el siguiente paso será eliminar todas las colonias híbridas detectadas del área de conservación. Con estos análisis moleculares se han obtenido los siguientes resultados:

- La mayoría de las colmenas, el 95%, tienen el haplotipo del linaje M. Sólo el 2% de las colmenas poseen haplotipo del linaje C. Por lo tanto, podemos decir que tenemos a Goizueta y a O–atin abeja negra, y que su grado de hibridación es muy bajo.

- En los haplotipos del linaje M se han encontrado tres nuevas formas, una muy rara. Este resultado puede considerarse como un indicador de las características propias de la abeja autóctona. ¿Ecotipos6?

- Ambas poblaciones, O–ati y Goizueta, aparecen separadas en el análisis de las distancias genéticas. O–ati se agrupa claramente Apis mellifera mellifera (A.m.m.) población de subespecie. Por el contrario, Goizueta no se agrupa en la población del s. A. ni en la de A. m. iberica. Características intermedias.

- Según ellos, O–ati A. m. se clasificaría en subespecie. Goizueta por el momento no está clasificada.

- Por otro lado, este resultado es muy interesante ya que podría reflejar la diversidad interna.

Nuestra intención es seguir trabajando en la ejecución de estos dos espacios de conservación. A partir de ahora se realizarán análisis de microsatélites y biometría y estudios de etología, con el fin de profundizar en el conocimiento del patrimonio genético de las poblaciones apícolas de las áreas de conservación. El futuro está lleno de incertidumbres, entre otras cosas porque no sabemos qué camino van a seguir el mercado y los sistemas de explotación. Nadie puede asegurar que las razas autóctonas cumplan con las exigencias futuras, pero tenemos claro que sus rasgos diferenciados pueden convertirse en un recurso real.

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