La destrucción de las rocas de Euskal Herria y México ocurrida hace 65 millones de años

Las rocas sedimentarias afloran por doquier en Euskal Herria. Muchas de estas rocas se han formado en la arena del mar, mediante la acumulación progresiva de sedimentos. Los sedimentos acumulados son minerales, esqueletos y caparazones mineralizados de diferentes microseres, restos orgánicos, etc. En el mar profundo, lejos de la costa, los sedimentos se acumulan de forma muy regular durante millones de años ininterrumpida. Las rocas que se forman en este tipo de zonas, si no se transforman a través de grandes presiones y calor, conservan los componentes originales que permiten obtener una información muy apreciada, ya que se convierten en testigos antiguos. Así, los microseres planctónicos que habitan en el mar nacen hasta el fondo como un sirimiri mineral al morir, donde se acumulan las conchas de los foraminíferos, los quistes de los dinoflagelados y los componentes de los esqueletos de nanofosiles de cal, entre otros. Estas microseres son muy sensibles a lo que puede ocurrir en el medio ambiente. Son, además, los que evolucionan rápidamente. Por tanto, analizando los restos fósiles de microseres y las características de las rocas sedimentarias costeras, se pueden deducir algunos datos del pasado como la paleoclimatología, la paleogeografía, etc.

El cretácico finalizó hace unos 65 millones de años. El final no fue despreciable, ya que fue entonces cuando se destruyeron muchas de las criaturas que vivieron. Los dinosaurios que todos conocemos, vivieron en el mundo desde el polo al polo durante millones de años. En los mares templados, los reptiles gigantes y los amonites caracoles de la familia de los chipirones vivieron profundamente durante el Cretácico. Estos y otros muchos desaparecieron en un lipar geológico. En las últimas décadas se han formulado numerosas hipótesis de resolución, de las que se han impuesto dos. Según la primera, el asesinato masivo se debió a una serie de destrozos y consecuencias provocadas por un meteorito o un cometa gigante, de unos diez kilómetros procedentes del espacio exterior. Por el contrario, la segunda hipótesis mantiene: Que al final del Cretácico las grandes erupciones volcánicas ocurridas en la India actual podían ser la base de la destrucción.

Durante los últimos 20 años, se han encontrado numerosas pruebas de apoyo al bólido procedente del exterior repartidas por todo el mundo. Uno de los últimos sería el cráter formado por la colisión. Esto ha aparecido en el subsuelo de la Península de Yukatan, en México. Por tanto, este pueblo es muy interesante para investigar lo ocurrido al final del Cretácico. De hecho, en el noreste de México hay lugares muy buenos en los que afloran las rocas del Cretácico. En él se pueden investigar las rocas y recoger muestras, una vez tratadas en laboratorio, para su estudio mediante microscopía.

Por otra parte, la mayor parte de la actual Euskal Herria estaba cubierta por profundos mares al final del Cretácico. Los sedimentos se acumularon entonces y las rocas que se formaron a continuación, hoy en día están aflorados en muchos lugares, siendo la Cuenca Vasco-cantábrica una de las más importantes del mundo para este tipo de investigaciones.

Nuestro equipo ha realizado ya un gran trabajo en Euskal Herria, con resultados prometedores y una gran experiencia. Por ello, es un buen momento para comparar la información de Euskal Herria con la de México. Pero no se trata de un mero análisis comparativo, sino de una herramienta para profundizar en el conocimiento existente. Con este objetivo, este proyecto tiene una duración de tres años. Es más, los trabajos ya realizados han creado relaciones y vínculos con otros investigadores del mundo. Así, los investigadores de la UPV-EHU y de la Universidad de Huelva nos acompañarán en este proyecto investigadores de Francia, Alemania, USA y México.

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