Todas las mujeres deberían pasar por el dentista periódicamente; estas inspecciones deberían empezar en la infancia (8 o 10 años) y repetirse cada seis meses o como máximo cada año hasta los 21 años. A partir de ahí, es conveniente continuar cada dos años. No olvides que muchas enfermedades tienen su origen en la boca.
Cuando la chica llega al puberta, se le debería enseñar cómo tiene que hacer el mismo estudio de los pechos. Y como eso no se enseña en las escuelas (por lo menos que yo sepa), bastaría con esa razón para visitar al ginecólogo. Por supuesto, el médico le explicará otras cuestiones, pero si aprende a estudiar los pezones y el pezón delante del espejo, bastaría con palpar los pechos con la palma de la mano, con total tranquilidad y cuidado, para ver si hay bultos o tortuosos. Aunque es adecuado para todas las mujeres, este estudio es especialmente importante en el caso de jóvenes con antecedentes familiares de cáncer de mama y como costumbre, debería repetirse mensualmente, siempre que sea posible al mismo tiempo que el ciclo mensual (o menstruación).
Desde que hace casi cincuenta años el citólogo americano George Papanicolau inventó la técnica de diagnóstico del cuello de la vagina, esta técnica ha evitado numerosos tumores malignos del cuello del útero. ¿Por qué? Porque una sencilla prueba permite detectar células precancerosas antes de pasar a un estadio más avanzado (y por tanto más grave).
Esta técnica de citología, consistente en tomar una muestra de la vagina con ayuda de bastoncillos o bastoncillos especiales, es una prueba muy sencilla, sin ningún tipo de daño o agresión para la mujer. Y a través de esta prueba el médico puede conocer no sólo la calidad de las células del útero, sino también la existencia o no de infecciones bacterianas, el grado de hormona de la mujer o la presencia del virus del papiloma humano (VPP), que se transmite a través de relaciones sexuales y está estrechamente relacionado con el cáncer.
A la vista de todo ello, se entiende fácilmente la recomendación de la Asociación contra el Cáncer de EEUU de que todas las mujeres deberían realizar esta prueba una vez al año, independientemente de que mantengan relaciones sexuales o no. La edad es, por supuesto, aproximada y habrá que adelantarla si la niña tiene relaciones sexuales antes. En este caso la frecuencia de la prueba será determinada y fijada por el ginecólogo.
La única condición para tomar la muestra es que no coincida con la regla, ya que en este caso los resultados de la prueba se verían alterados. Hay otras técnicas, como la colposcopia, que permite al ginecólogo ver la vagina con unas lentes de ampliación, pero, aunque son muy adecuadas como complemento a la citología, no se han utilizado rutinariamente entre nosotros.
Para controlar el estado del corazón y las arterias es necesario vigilar la tensión. Si hubiera antecedentes coronarios en la familia (por ejemplo, un infarto del corazón, dicho de manera comprensible), es conveniente comprobar los valores de la presión arterial (y también del colesterol) desde los 20 años, ya que se sabe que en la actualidad los factores genéticos tienen una gran importancia entre los miembros de una familia en los problemas antes mencionados. Control básico anual en mujeres obesas, diabéticas o anticonceptivas. También en los que han entrado en la menopausia. Si no cumples con estas condiciones (no estás gordo, no eres diabético o menopáusico y no tomas pastillas) basta con controlar la tensión y el colesterol cada tres años.
Ya se ha mencionado la importancia del estudio físico en el diagnóstico del cáncer de mama. Sin embargo, antes de que salga cualquier veneno en el pecho, el cáncer de mama se puede detectar mediante la mamografía. Por ello, se recomienda la realización de una mamografía para mujeres de 35 a 40 años, una vez dentro de esa franja de edad, mientras que la “radiografía de mama”, de 40 a 50 años, debería realizarse cada dos años y anualmente para mujeres de 50 a 60 años. Para las mujeres que tienen antecedentes familiares de este tipo de cáncer, el especialista debe determinar la frecuencia con la que se debe realizar esta prueba.
Las mujeres con dificultades visuales, diabetes o hipertenses deben controlar la visión anualmente. Para los que lo ven bien, el límite es de 40 años y a partir de esa edad se recomienda acudir cada dos años al oculista o óptico.
Los cuidados especiales realizados durante la menopausia incluyen análisis de sangre y orina, citología, mamografía, ecografía uterina y/o mamaria y medición de densidad ósea. ¿Para qué esta última prueba?
La osteoporosis es la situación patológica que más problemas provoca entre las mujeres en esta franja de edad. Y el control de la densidad ósea nos indicará la calcificación de la cadera o columna. La herencia genética es importante, pero no determinante por ello: según los antecedentes familiares puede ser posible y necesario adelantar este estudio, dependiendo del momento de inicio de la menopausia.
La campaña que acaba de poner en marcha el Departamento de Sanidad del
Gobierno Vasco es una buena noticia. El diagnóstico precoz del cáncer de mama es fundamental para afrontar la enfermedad. De una vez por todas se pondrán recursos a disposición de las mujeres y, por supuesto, es necesario que las mujeres respondan.
Las medidas que contempla este proyecto permitirán, por un lado, diagnosticar muchos casos (la experiencia realizada en Navarra nos demuestra que este tipo de campañas son muy efectivas). En segundo lugar, podremos curar muchos cánceres de mama, ya que la solución de este tipo de cáncer depende en gran medida del diagnóstico precoz. Y en tercer lugar, no se darán soluciones drásticas en la mayoría de los casos; si se toma la enfermedad en el momento adecuado, la mujer no perderá el pecho y podremos analizar otras alternativas.
La franja de edad que ha marcado la campaña es, en todo caso, la parte más vulnerable del proyecto. Nuestra experiencia nos demuestra que la mayoría de los casos, que superan el 40%, se dan fuera de este rango de 50-64. Consciente de ello, quisiera hacer dos peticiones principales a las mujeres: por un lado, que respondan a esta campaña, que utilicen los recursos puestos a su disposición y, por otro, que se conciencien de ello antes de llegar a esa edad.