Estimado lector: si tu edad es de cuarenta años, procura recordarla; si eres más joven, ¡enhorabuena! : No has podido recordar los duros años de los sesenta y principios de los setenta. En esos años no era fácil trabajar por la cultura vasca, no sólo porque no había ayuda económica, sino porque se consideraba casi un delito, con todas las consecuencias de una dictadura.
Sin embargo, en aquella época en muchos centros universitarios de Euskal Herria, para hacer frente a esta situación, se pusieron en marcha varios grupos: Euskal Kultur Taldea (EKT). Una de ellas se puso en marcha en la Escuela Superior de Ingenieros de San Sebastián en 1968 y, entre otras acciones, abordamos la ciencia y la técnica en euskera. Si digo que partimos de cero, no voy a estar muy lejos de la verdad: Los dos folletos, “Pisia” y “Kimia”, son puramente purificadores de la época de la guerra, una lista científica de palabras hechas con buena voluntad y punto. Como se puede imaginar, la cosecha obtenida en ese principio no era ni mucho menos para ponerla ante la sociedad.
Pero los años venían adelante y algunos de los que estuvieron en la escuela en grupo de euskera, después de terminar los estudios, salimos a buscar el puesto de trabajo. Sin embargo, teníamos el gusano dentro y en 1972, para dar continuidad al trabajo iniciado, nos pusimos nuevamente en contacto. Así, en una sala de la Asociación San Ignacio de la calle San Marcial de San Sebastián, un sábado por la tarde celebramos nuestra primera reunión: Mikel Zalbide, Andoni Sagarna, Jesus Mari Goñi, Juanjo Gabiña y yo, si no me equivoco (en la segunda reunión vendría Iñaki Azkune). Y así, todos los sábados por la tarde, repartiendo trabajos entre nosotros y aprendiendo unos de otros, empezamos nuestra construcción.
Para que lo conseguido con la savia no se convirtiera en una pipi-jan, teníamos que salir al exterior y para ello era necesaria una presencia, una revista. Piensa y decide. Para empezar, para la revista y por cierto para el grupo, necesitábamos un nombre apropiado y ¿qué mejor que Elhuyar?
Los hermanos Fausto y Juan José Elhuyar, nacidos en Logroño, tenían sus padres norteamericanos en el Real Seminario de Bergara, donde hicieron el mayor descubrimiento científico obtenido en Euskadi, es decir, la identificación y separación del elemento químico denominado wolframio. El nombre estaba decidido y desde entonces tanto el grupo como la revista iban a ser Elhuyar.
El nombre sí, pero para conseguirlo se necesitaban dos cosas más: para poder superar la censura, la sombra oficial de alguna asociación de prestigio y, por si acaso, el nombre de un director. La segunda fue sencilla: en una reunión tuve que salir por un momento del aula y cuando volví estaba nombrado director. Para conseguir el primero, acudimos a la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País y tras varias conversaciones, recibimos su apoyo.
En septiembre de 1974 el primer número de la revista “Elhuyar” vio la luz. Mirado por los ojos de hoy, aquello era sencillo y humilde, pero para nosotros fue un gran logro.
Han pasado muchos años y afortunadamente las cosas han cambiado mucho. Si este número 100 de la nueva era que ahora tienes en tus manos es realmente hermoso y espectacular, se debe en gran medida a que se han publicado antes otros muchos, mucho más bajos que él. Y gracias a miles de reuniones, peticiones y trabajos llenos de ilusión.
Para confesar la verdad, no recuerdo muy bien por qué escribí aquel artículo. En esa época el debate que se ha superado hoy en día era inmenso. En esa época Adolfo Suárez afirmó que no se podía utilizar el euskera para hablar o enseñar sobre la química nuclear.
Este debate me impulsó a escribir un artículo en euskera sobre los resultados de la investigación realizada en los EEUU con la profesora Ritchie. El profesor Ritchie mostró su conformidad.
Antes y ahora, para hablar bien de física en euskera hay que conocer y dominar dos cosas bien: la física y el euskera. Esa es la condición necesaria y suficiente. Como mi euskera no era capaz de explicar con precisión lo necesario, me dirigí a un amigo. Ibon Sarasola me ayudó con las manos amplias.
Por el camino abierto en el artículo de Elhuyar han ido muchos investigadores. Ha sido una satisfacción ver que en muchas revistas del mundo se ha hecho referencia al artículo de Elhuyar. Nuestro trabajo en teoría lineal ha sido seguido por el Sr. Pitarke, obteniendo resultados destacados en la teoría no lineal. Este trabajo fue galardonado con el Premio Zumalabe de Eusko Ikaskuntza y este año se presentará en la prestigiosa revista Physical Review. Eso también me alegra.
El artículo se publicó coincidiendo con la entrevista que me hizo Mikel Zalbide. Allí, entre otras cosas, decía algo que conviene recordar. El mejor camino para la Universidad Vasca es la obtención de cátedras por parte de los vascos.