Si analizamos la política soviética en la exploración del espacio, descubrimos la importancia de las largas estancias de los cosmonautas. Los vuelos soviéticos de larga duración comenzaron en 1977. Romanenko y Gretxko realizaron 96 días en el espacio. Al año siguiente Kovaleno e Iventxenkov estuvieron 140 días. Después en 1979 Liakov y Riumin 175 días. A partir de entonces la implantación de los nuevos récords se ralentizó. En 1980 Popov y Riumine pasaron 184 días en el espacio; en 1982 Berezevoi y Lebedev marcaron 211 días y en 1984 Kizim, Soloviev y Atkov en 237 días. Por último, Romanenko ha pasado casi un año (326 días) en el espacio.
Como puede pensarse, este continuo quebradero de récord es algo más que una marca nueva y se enmarca dentro de una política general. Además de esta política a largo plazo, se sigue un eje central que se divide en dos: A la preparación de una misión tripulada que se pospondrá en Marte a principios del siglo próximo y, de paso, a analizar los problemas psicológicos y fisiológicos que generan las largas estancias en el espacio.
La exploración de los planetas de nuestro sistema ha sido un sueño eterno de la mentura espacial. Entre todos los planetas, Martitz es sin duda el más atractivo y asequible. Las sondas automáticas enviadas por el hombre ya han estudiado, desde el espacio y desde la superficie, el planeta rojo. A pesar de que hemos profundizado en sus conocimientos, esta profundización ha incrementado el apetito y la misión dirigida por el hombre es considerada imprescindible por los científicos. Hay muchas preguntas pendientes sobre Martitz y su naturaleza y evolución, entre las que se encuentra la propia vida. Además, para muchos Martitz sería el mejor lugar para construir las primeras colonias humanas en el espacio.
El viaje a Marte es largo. Se necesitarían unos trescientos días para acudir, unos dos meses para realizar las exploraciones y volver el tiempo suficiente para ir. Con el viaje de Romanenko, los soviéticos simulan el viaje Lurra-Martitz. Para simularlo todo sería suficiente con que una vez pasado un tiempo volviera al espacio. Una experiencia similar la tienen ya en los años 1979-80 con Riumin. Riumin realizó 175 días espaciales en 1979 con Liakov. En 1980 fue enviado al espacio tras varios meses en la Tierra, donde volvió a pasar 184 días con Popov.
Como ya se ha mencionado anteriormente, la expedición a Marte requiere un tiempo prolongado en medio ambiente de ingravidez. Como es sabido, en este ambiente el cuerpo humano sufre daños y disfunciones. Además, la permanencia prolongada en un lugar estrecho y cerrado genera problemas psicológicos.
Con Romanenko, los científicos soviéticos han tenido la oportunidad de realizar estudios exhaustivos y, además, han podido demostrar sus modelos sobre los problemas que generan los largos vuelos.
Romanenko, por supuesto, se ha enfrentado a problemas fisiológicos y psicológicos. Ha sufrido un gran dolor (sobre todo en los últimos meses), ha sentido la necesidad de su familia y ha ido perdiendo ganas de trabajar. Por ello, tuvieron que bajar su jornada de 8 a 5,50 horas diarias.
Desde el punto de vista fisiológico, Romanenko ha perdido el 15% de su masa muscular, pero sólo el 1% de sus fibras musculares. Ha seguido una dieta de alto contenido calórico: 4 000 calorías repartidas en cuatro comidas y 1,6 kg de peso. Su organismo ha sufrido grandes cambios. No obstante, puede recuperarse de estos cambios.
Los científicos soviéticos están muy satisfechos de los resultados de las sesiones. Por un lado, el estado de salud de Romanenko se ha mantenido como ellos mismos habían previsto. Por otro lado, los soviéticos han demostrado que sus modelos de adaptación a los efectos de los vuelos de larga duración son útiles.
Romanenko y su amigo Laveikin fueron lanzados el 5 de febrero de 1987 hacia la estación espacial Mir. La idea inicial era que los dos cosmonautas estuvieran juntos, pero en algunos estudios realizados en julio se detectaron pequeñas inadecuaciones en el electrocardiograma de Laveiki y los médicos soviéticos decidieron que volviera a la Tierra. En el espacio de Laveikin, después de 173 días, aterrizó en la Tierra. Alexandrov ha sido el nuevo amigo de Romanenko durante los 160 días de vuelo. ¡No son marcas malas las de Laveiki y Alexandrov!
El 21 de diciembre de 1987, festividad de Santo Tomás, los cosmonautas Titov, Manarov y Levtxenko se embarcaron en Soyuz TM-4 como relevo hacia la estación Mir. Titov y Manarov se quedan en Mirea y el piloto Levtxenko los trajo a Romanenko y Alexandrov el 29 de diciembre. Se comenta que Titov y Manarov Romanenko, que han quedado en la estación espacial Mir, están pensando en romper la marca colocada y su objetivo es que estén alrededor de 400 días.
Marte parece más cerca que nunca.