Thomas Edison pasó muy poco tiempo siendo niño en la escuela. Estudiaba en casa con la ayuda de su madre y sus padres intentaron fomentar el descubrimiento. A los 14 años empezó a trabajar en una oficina de telégrafos y, siempre que podía, alternaba sus investigaciones y experimentos con el trabajo. Cuando trasladó su centro de trabajo a la sala de telegrafía de un tren, preparó un laboratorio en un vagón.
Es entonces cuando comienza a desarrollar una serie de inventos para mejorar los sistemas telegráficos. En aquella época comenzó a perder la audición, lo que no afectó a su caudal de trabajo. A los 30 años era un hombre conocido y rico. En 1876 construyó su casa y su laboratorio en Menlo Park y en 1887 abrió en West Orange (Nueva Jersey, EEUU) el que sería el mayor laboratorio de investigación del mundo. Murió en Nueva Jersey el 18 de octubre de 1931.
Diseño presentado en la patente del fonógrafo. (Foto: Edison Museum).Durante los 84 años que vivió realizó numerosas mejoras en sus inventos e invenciones. En su nombre hay cerca de 1.100 patentes en Estados Unidos, que en aquellos años registró en otros 34 países. Su imaginación no tenía límites y después de imaginar una idea, intentaba repetidamente hasta que lograba llevarla a cabo. Al provocar un incendio en el laboratorio del tren, los mayores quisieron dejar de lado los experimentos, pero él prefirió abandonar el puesto de trabajo y dedicarse a los experimentos. Cuando los intentos no daban el resultado esperado, no se resignaba, y respondía a los que le preguntaban por sus errores, que él no falla, para poder descartarlo, encontrando vías que no funcionaban y, por tanto, para encontrar el camino que funcionaría. Los resultados parecen correctos.
Además de crear nuevos inventos, realizó numerosos ensayos para mejorar herramientas de entonces, uno de cuyos objetivos principales era facilitar la vida de los ciudadanos. Prueba de ello son las aportaciones realizadas a la maquinaria ferroviaria, máquinas de escribir y ferretería. Desde el conocimiento práctico pretendía conseguir dispositivos de uso práctico. Así consiguió la fama y la riqueza, y le gustó tanto una como otra. Hacía todos los esfuerzos para despertar y mantener la atención sobre sus inventos y a menudo estaba rodeado de periodistas.
Muchos inventos fueron un hito para el desarrollo de la vida actual. La más conocida es la lámpara incandescente. El primero no lo inventó él, pero fue él quien lo hizo útil, dando solución a problemas que muchos investigadores no pudieron resolver. Su principal preocupación era no quemar el filamento interior de la bombilla, por lo que durante mucho tiempo buscaba el material adecuado y consiguió a principios de 1879 que la bombilla con filamento de algodón estuviera encendida durante 45 horas. A partir de ahí mejoró y realizó la primera demostración pública para finales de año. En 1883 construye la primera central eléctrica para instalar la luz eléctrica en la vida cotidiana.