Por supuesto, la astronomía nunca ha estado entre zonas que por su practicidad han sido interesantes. Además, el programa de análisis del espacio en torno a la Tierra de los EEUU también ha sufrido una interrupción tras el accidente de Challenger. Hace cuatro meses esta visión negativa se aclaró un poco, aunque sólo fue debido a un rebote.
Como es sabido, en la cumbre de la pasada primavera de Gorbatxov y Reagan no se había avanzado en la reducción de armas nucleares o en la interrupción del programa de la guerra de galaxias, pero sí se ha firmado un acuerdo sobre el estudio del espacio exterior y su uso para fines pacíficos en beneficio de la astronomía.
El acuerdo pretende trasladar la colaboración de ambas potencias a cinco ámbitos:
En torno a estos cinco ámbitos se han realizado dieciséis líneas de proyectos, cuatro de ellos relacionados con Martitz. En general, la intención de estos últimos es la colaboración sobre las misiones a enviar hacia Marte, la interacción de los datos obtenidos y la búsqueda del lugar más apropiado para aterrizar una emergencia espacial en el planeta rojo. El objetivo final de todos estos trabajos sería, además, llevar al hombre a Marte a medio plazo.
Como se ha querido expresar en el título, esta no es la primera sesión que se dirige hacia el planeta rojo. Tanto soviéticos como norteamericanos han lanzado varias líneas espaciales para orbitar alrededor del planeta y tomar fotografías de sus únicos satélites, Phobos y Deimos, para aterrizar en él. Las misiones soviéticas no tuvieron éxito con respecto al objetivo final, ya que aunque el Mars 3 se situó en Marte, el contacto se perdió antes del segundo minuto. Los norteamericanos, por su parte, lograron aterrizar y analizar muestras a través de las dos líneas espaciales de la misión Viking lanzadas en 1975. Desde entonces este tipo de proyectos han estado completamente excluidos durante una década, hasta su recuperación por parte de los soviéticos.
Las dos primeras embarcaciones espaciales de esta nueva generación arrancan el pasado mes de julio con unos pocos días de diferencia. Estas dos sondas forman parte de la misión Phobos, ya que además de Martitz, su principal objetivo es este satélite.
Esta no es la única misión que se va a realizar para estudiar a Martitz. Los EE.UU. están preparando el programa Mars Observer para su lanzamiento en 1992 (inicialmente estaban previstos para su envío en 1990). Mars Observer tomará una órbita muy cercana y realizará un estudio muy profundo a lo largo de la superficie de todo Marte. Además de explorar su composición y mineralogía, analizará la circulación de la atmósfera mártir y sus componentes más importantes y polvo a lo largo de todas las estaciones del año.
Tras la finalización de todos estos proyectos, soviéticos y norteamericanos prepararán una nueva misión conjunta para traer muestras del planeta rojo tras ser recogidas por un rover que se moverá en la superficie de Marte. Después de todo esto, podríamos empezar a pensar en un viaje equipado, pero de esto hablaremos en una próxima ocasión.
Por último, diremos que los soviéticos están realizando una misión del mismo nombre para estudiar el asteroide Vesta para 1992 con la ayuda de los norteamericanos. Como es sabido, Vesta es uno de los cuerpos de la lista de asteroides entre Martitz y Júpiter.