Los norteamericanos retrasan un proyecto de investigación que podría tener efectos ecológicos muy negativos. Se pretendía crear sonidos sonoros en los océanos para medir el efecto invernadero de nuestro planeta. (El efecto invernadero, como es conocido, es el calentamiento del ambiente al dejar pasar las ondas de luz reflejadas en la tierra en nuestra atmósfera por CO 2 , CH 4 y otros gases, impidiendo que las ondas infrarrojas salgan). Cuando la atmósfera se calienta por efecto invernadero, un trozo de calor pasa a los océanos porque el aire y el agua están en contacto continuo.
El estudio de la transmisión del sonido en las aguas marinas permite medir cambios. Las ondas sonoras se transmiten más rápido en agua caliente que en frío. Según el científico de la Scripps Institution of Oceanography, Walter Munk, si los océanos se calientan las ondas sonoras tardarán entre 0,1 y 0,2 segundos en recorrer los 15.000 km.
Por ello, propone medir el tiempo de transmisión en registradores alejados de la fuente de sonido en el agua. Para medir la transmisión a distancias de hasta 18.000 km, el investigador Munk propone colocar cinco altavoces en la isla Heard del Océano Índico en las proximidades de la Antártida. De ahí las ondas sonoras se extenderían al Océano Índico, al Pacífico y al Océano Atlántico, tardando tres horas y media en llegar a San Francisco o Bermudas.
Los altavoces emitirían un sonido de 209 decibelios (intensidad que es la que saca un gran reactor de aviones y que puede matar a la persona) durante una hora, con un silencio de otra hora. El ensayo duraría diez días.
Cuando la solicitud de autorización se traslada a la National Oceanic and Atmosférica Administration (NOAA), ha surgido un intenso debate en torno a la presencia de ballenas, foca, morsas y demás animales que morirían y se dañarían. Este tipo de ensayos todavía no se han realizado y no hay constancia precisa de la intensidad sonora que pueden soportar los mamíferos marinos. Tampoco está claro cómo la intensidad se amortigua en el agua en función de la distancia. Hay quien dice que el sonido de 209 dB bajaría hasta 120 dB a 50 km de distancia, pero hay quien dice que se necesita una distancia de 800 km. No obstante, se han registrado intensidades de 124 dB a 1000 km del emisor sonoro. Se estima que el ensayo de Munk puede dañar 200.000 cetáceos y 100.000 piñones.
El ensayo generaría dos obstáculos a los mamíferos marinos, ya que por un lado se orientan con una especie de sonar y por otro se comunican entre sí mediante sonidos. Las ballenas, por ejemplo, se mandan mensajes a distancia entre sí emitiendo sonidos modulados en forma de canciones.
Para los investigadores William Watkins y Peter Tyac no hay duda. La prueba de Munk alteraría los hábitos alimenticios y las comunicaciones de los mamíferos marinos en miles de kilómetros cuadrados. En el peor de los casos, incluso mataría las ondas sonoras.
En este sentido, la revista “Science” ha publicado otra interesante noticia. L. Profesor de la Universidad de Las Palmas de Canarias. F. Veterinarios López Jurado y Mª de la facultad de Biología de la Universidad de Londres. P. El profesor Simmonds ha presentado una interesante opinión sobre el desembarco de bancos de ballenas. Según ellos, los barcos militares son los responsables de que las ballenas se desembarquen en la otra playa. En octubre de 1989 murieron 24 ballenas de tres especies diferentes en las costas de Fuerteventura, cuando la marina operaba allí. La mayoría eran ballenas Cuvier ( Ziphius cavirostris ), aunque estas ballenas apenas se acercan a la playa.
Estos investigadores han encontrado datos preocupantes y aclaratorios. En 1985, 12 ballenas de diferentes especies desembarcaron en la misma isla, mientras la Marina realizaba sus maniobras. En 1986 murieron otras 4 ballenas en la misma isla (3 de la especie Ziphius) y, además, otras dos katxalote pigmeo ( Kogia breviceps ) en la isla de Lanzarote durante las maniobras militares.
Estos investigadores también han analizado el desembarco de otras ballenas en todo el mundo. En Venezuela, por ejemplo, hubo una explosión submarina en maniobras militares. También en Córcega. Fueron provocados por la persona, porque tres ballenas Ziphius y un delfín aparecieron rellenos de balas.
Sin embargo, poco se sabe de la biología de los cetáceos y puede suceder que estos mamíferos marinos escapen a la costa cuando los barcos entran en su medio.
Según Anne Collet, exploradora de mamíferos marinos de La Rochelle (Francia), cuando los barcos o cualquier otra cosa emiten ondas sonoras se producen interferencias en el sistema de detección de cetáceos. Los bancos de cetáceos se desplazan a la costa debido a las interferencias en el sistema de orientación.
Sabemos cómo funciona el sistema de orientación y detección de delfines. Emite ondas de 40 a 170 kHz vibrando la membrana de las tres pares de sacos que tiene en un extremo de la vía aérea. Estos ultrasonidos son enviados constantemente y su eco es recogido por el matrimonial inferior, transmitiendo su eco al oído interno con una grasa muy fina que contiene. Finalmente, el nervio auditivo lleva la información al cerebro.
Si el delfín ha emitido un ultrasonido de gran longitud de onda, recibirá una imagen borrosa de la topografía de su alrededor, pero sólo necesita orientarse. Sin embargo, cuando busca comida emite un sonido de alta frecuencia o longitud de onda corta y tiene una imagen clara de cada uno de los bancos de peces. La dimensión mínima detectable es proporcional a la longitud de onda que emite. Con los delfines se han realizado muchos ensayos y se ha llegado a la conclusión de que pueden diferenciar bolas de plomo muy similares. También separan las de igual diámetro y distinto material.
La imagen sonora que obtiene el delfín, a pesar de que es una decena de veces más dura que la que tienen los médicos en la ecografía, las ballenas se suicidan en grupos por todo el mundo. Por ello, se considera que se producen interferencias en su red de ultrasonidos.
Otro dato favorable a esta hipótesis. Cuando llegan a la playa a morir el banco de ballenas, se han esforzado en salir acompañados de uno de los equipos, pero pronto regresa con prisas a la playa junto a sus compañeros. Sin embargo, los científicos se dan cuenta de que la gente siempre ha buscado que los cetáceos más pequeños, los más jóvenes.
Los balenumes, por tanto, seguían las llamadas de su madre. Y es que los jóvenes no dominan bien el sonar hasta mucho tiempo junto a su madre. El niño aprende las reacciones de su madre cuando recibe el eco del sonar, ya que no todos los ecos tienen el mismo significado. Un eco puede corresponder a la presa de interés y otro a la roca. Pero, ¿cómo interpretarlo, el sonido del buceo o la explosión?
Otra hipótesis que puede explicar la muerte de las ballenas es la interferencia en el sistema de detección de ultrasonidos. Estos eventos se producen en muchas ocasiones en playas de poca pendiente. El eco de los ultrasonidos emitidos en estos casos es de muy baja calidad e intensidad. Por tanto, si el oído de los mamíferos marinos no lo recibe, puede llegar a la muerte desembarcándose en la arena.
Sin embargo, el proyecto de Munk será revisado por la organización NOAA, pero muchos aseguran que debería ser responsabilidad de alguna organización internacional. Y es que las ballenas, océanos y demás mamíferos marinos que pueden quedar dañados son de todos.