Itziar Angulo es investigadora del grupo de Tratamiento de Señal y Radiocomunicaciones de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao. Sin embargo, nos confiesa que nunca decidió ser investigador: “Una vez, mi profesor de equipo me dijo que cuando empecé a investigar, empecé con la intención de dejarlo después de un plazo, pero al final, sin saber cómo, me quedé. Pues tenía razón, así fue. Y es que en nuestro ámbito no es habitual ser investigador, así que cuando estudiaba no se me ocurrió esa posibilidad”.
Cuando le llegó la hora de hacer el proyecto de fin de carrera, decidió hacerlo en un equipo de investigación. “En aquel momento mi proyecto estaba relacionado con el trabajo de una chica que estaba haciendo la tesis en el grupo, así que a mí también me tocó investigar y me gustó. Cuando terminé el proyecto me ofrecieron quedarme en el equipo y entonces me surgió la oportunidad de hacer el máster... Para cuando me di cuenta, llevaba dos años en el equipo de investigación y había realizado el máster y la mitad de la tesis. Así que el camino me llevó a ser investigador”.
Para Angulo, no fue raro que cuando se integró en el equipo de investigación, quien estaba haciendo la tesis fuera también chica. “En comparación con otras ingenierías como la industrial, existe una mayor paridad en la ingeniería de telecomunicaciones”. En este sentido, no le parece reseñable la opción de estudiar ingeniería. “Además, desde que estuve en el instituto tenía claro que me gustaba mucho el sistema de comunicación y, sobre todo, la radiocomunicación”.
Aunque le gusta investigar, no oculta que a veces es duro. “Sobre todo cuando las cosas salen mal. Esos momentos son desalentadores”, ha afirmado. Hace suya la comparación que leía en un libro: “Investigar es como entrar en una casa a oscuras. Pasas días, meses, tocando las paredes, golpeando con el mobiliario, aprendiendo dónde está todo y hasta encontrar el interruptor de la luz. Entonces enciende la luz y te das cuenta de dónde has estado hasta entonces.”
Por otro lado, se le hace muy cansada la burocracia y, a nivel personal, lo peor es la inestabilidad y la inseguridad del puesto de trabajo. “Es criminal”, descontenta.
Sin embargo, no se arrepiente por su trayectoria. “Para mí investigar es absolutamente excitante. Tienes la sensación de que, aunque sea pequeño, estás poniendo tu granito de arena, estás haciendo alguna aportación para avanzar en el conocimiento. Además, he tenido la oportunidad de trabajar con las empresas en algunos proyectos y me satisface mucho ver que lo que he desarrollado tiene una aplicación directa”.
De cara al futuro, no descarta trabajar en la empresa, ni siquiera ser profesor. Pero de momento quiere seguir investigando y aquí. “A medio plazo me gustaría seguir investigando, pero no reconozco que no hay otra alternativa que ir al extranjero para seguir investigando. Creo que tenemos que hacer esfuerzos para quedarnos aquí, aquí nos hemos formado y creo que es un error trasladar al exterior el conocimiento aquí generado y dar el fruto allí”.